Los quintos de Sineu prefirieron dar un servicio al pueblo antes de enfrentarse a una denuncia ante la Delegación del Gobierno por las gamberradas que protagonizaron durante la madrugada del pasado día 28 de diciembre para celebrar la fiesta de los Santos Inocentes.
Los jóvenes redimieron sus acciones repintando todas las vallas del recinto de la Plaça del Mercat. Los mismos jóvenes se ofrecieron de forma voluntaria después de una reunión mantenida en el Ajuntament, convocada para recriminarles la serie de actos vandálicos que habían llevado a cabo.
El pueblo de Sineu amaneció el pasado miércoles, día de los Santos Inocentes, con la plaza del mercado llena de excrementos, los adornos navideños cambiados de lugar y la fachada municipal llena de los restos de los 700 huevos que los quintos habían lanzado sobre la misma. Ayer, los operarios municipales estaban trabajando para limpiar la fachada del edificio municipal.
Los jóvenes reconocieron ser los autores de tales hechos, aunque no de la muerte de los dos gatos que colgaron del cuello. «Ya los habíamos recogido muertos de los arcenes de la carretera», indicó un portavoz del colectivo.
Los quintos realizaban de buen gusto el castigo impuesto y se tomaron el trabajo como continuación de la fiesta, de la que aseguraban no estar arrepentidos: «Como somos los últimos quintos del milenio debíamos superar a nuestros antecesores». Junto a las rejas que pintaban tenían una gran pancarta con el lema «Els quintos sabem fer de tot».
De los 25 jóvenes que participaron en las gamberradas, sólo unos quince acudieron a la tarea programada. Entre ellos se encontraban los hijos del actual alcalde, Pep Oliver, y del ex alcalde Jaume Ferriol. No obstante, el resto participó en los gastos del material utilizado, ya que los jóvenes quintos de Sineu no sólo se hicieron cargo del trabajo, pues también han tenido que abonar el coste del material necesario para redimir su culpa, 150 kilogramos de pintura verde y marrón.