Los concejales electos del PSM en los municipios de Mallorca celebraron ayer un encuentro para preparar la constitución de los consistorios y analizar cómo discurren las negociaciones con otras fuerzas políticas de cara a formar los futuros equipos de gobierno.
Una vez concluida la sesión de trabajo, Joan Antoni Salas, secretario de Organización de los nacionalistas, comentó que algunos pactos están prácticamente cerrados. Es el caso de Binissalem, donde los dos ediles del PSM respaldarán al socialista Salvador Cànoves, o Fornalutx, donde Salvador Sastre compartirá la Alcaldía con el socialista Andreu Barceló gracias a un acuerdo a tres bandas en el que también participa EU-Els Verds.
Más difícil se perfila el futuro en Maria y Alaró, donde el PSOE
puede gobernar en minoría si no llega a formalizar un acuerdo con
el PSM.
Otros pactos que parecen avanzar por buen camino son los de Son
Servera y Sóller. En ambos, la negociación es bilateral entre PSOE
y PSM, y en los dos casos las diferencias están en el reparto de
años de la Alcaldía. El PSM tiene más ediles que el PSOE en Son
Servera, por lo que Antoni Cànovas pedía los cuatro años de
presidencia o tres a lo sumo. Eduard Servera reclamaba un reparto
equitativo de dos y dos. En Sóller sucede algo similar, pero a la
inversa. Finalmente, parece que las posturas se van aproximando y
que el próximo sábado los nacionalistas Cànovas y Arbona serán
investidos batles de Son Servera y Sóller, respectivamente, para
ceder dentro de dos años las varas de mando a sus socios Servera y
Socías.
En Felanitx y Pollença parece ser que el acuerdo a tres bandas PSOE, PSM y UM está bien encauzado. En cambio, donde la negociación es únicamente entre UM y PSM hay algún problema, especialmente en Llubí, donde Margalida Miquel (UM), a pesar de ser la lista menos votada, quiere cuatro años de Alcaldía.