El llamativo asentamiento de chabolas que creció durante meses bajo el puente que atraviesa la Vía de Cintura por la calle Jacint Verdaguer fue desalojado con el inicio de las obras en esa zona, aunque el movimiento fue corto. Apenas unos metros se movieron buena parte de los sintecho allí presentes, pasando a instalarse bajo el Pont de Son Fortesa, donde resisten algunos de ellos, pese a las altas temperaturas y el paso constante de los trenes en sentido Palma e Inca.
Pero el recorrido de estos sintecho ahora ha derivado un poco más allá, mudándose al terreno anexo a la pasarela, un pipicán que discurre en paralelo al acceso a la autovía de Inca en el que han aparecido varias barracas levantadas con maderas, tablones, puertas y demás elementos. De la primera que apareció tras el desalojo del puente de Jacint Verdaguer, ahora el montaje llama más la atención de los peatones y paseantes, además de los conductores, que desde la autopista las pueden ver perfectamente.
La cantidad de objetos acumulados y la presencia de parrillas o braseros certifican la presencia de personas sin hogar que han elegido ese punto de paso para instalarse, acumulando objetos metálicos y chatarra que delatan la posible fuente de ingresos de sus moradores, que pasan inadvertidos durante buena parte del día. Todo lo contrario que las chabolas que han conseguido levantar, todas pegadas al vallado de la autopista.
El paraíso.