Recuperar espacios para los vecinos, compartir un poco de comida y otro poco de conversación. Ése ha sido el espíritu de la cena popular que ha animado este miércoles la Plaça Major de Palma, organizada por el colectivo Brunzit. Se ha jugado al truc y a otros juegos de mesa y la coral Sa Corrala ha puesto la banda sonora a la velada.
Una cena al aire libre que no será la última: se repetirá cada miércoles en una plaza distinta de Ciutat a lo largo de este verano, con una misión: ganar terreno al turismo en favor de los residentes. «Es un proyecto muy sencillo. Queremos enlazar a los vecinos y recuperar la vida de calle, vida cultural, que no sea sólo de empresas privadas», explica Pau Riera, de Brunzit.

Muchos de los miembros de este colectivo han crecido en Ciutat y ahora sienten nostalgia por otras maneras de habitarla: «Hemos vivido una Palma donde había otra manera de vivir, y cuando hemos crecido encontramos una sensación de pérdida, de no sustitución. No hay alternativas de ocio que no sean completamente privadas o encaradas al turista, con precios por las nubes», expone Riera.
Frente a ese paisaje, Brunzit ha puesto en marcha los Dimecres a la Llesca: una pequeña ofensiva, amable pero decidida, contra los espacios turistizados. La organización se encarga del avituallamiento básico (aceite, sal, cubiertos) además de mesas y sillas, «pero la idea es que cada uno lleve su fiambrera y su bebida» además de algo para compartir.
Una propuesta sin florituras, pero con una clara intencionalidad: hacer comunidad y estimular el debate. «Que la gente discuta esta problemática de los barrios en las cenas, y recoger propuestas de solución, de una manera distendida y que no todo sea enfado, enfado y enfado», apunta Riera.
Con este contexto, no es difícil imaginar que la elección de la Plaça Major para este evento no ha sido casual: «Sabemos que está el proyecto de reforma y por ello es bastante simbólico. Está en el corazón de Palma, por donde pasa mucha gente. Es un buen sitio para empezar a recuperar los espacios públicos».
La Llotja, el Born o la calle Fábrica son otros puntos calientes a los que Brunzit les tiene echado el ojo. «Son zonas donde quedan pocos vecinos y queremos que se apoyen», dice Riera. En resumen: «No queremos resignarnos a perder Palma, queremos poder contar con ella».
Objetivo
Uno de los objetivos de esta iniciativa es saltarse los precios abusivos de las terrazas de los negocios privados que han dado la espalda al residente y han abrazado al turista con los ojos cerrados. Ahora, los vecinos reclaman este trocito de plaza, siempre repleta de turistas, por lo menos durante unas horas en la tarde de ayer. Las próximas semanas habrá nuevos encuentros en otras localizaciones.
A ver si van al parque de las estaciones hacer el sopar a la fresca ahi. O en plz Columnas! Tanto que quieren recuperar el espacio para residentes