En un espacio aislado, al que sólo se puede acceder a pie atravesando la carretera, un llamativo asentamiento de personas sintecho se ha levantado. Otro más dentro del extenso mapa que se dibuja a lo largo del municipio de Palma en referencia al fenómeno del sinhogarismo y la emergencia habitacional. Entrando en Palma desde la autovía del aeropuerto, resulta fácil verlo. Preside la bifurcación que separa los accesos al Palau de Congressos y Palma o la vía de cintura una bandera de España -junto a otra de la Unión Europea- que llama la atención de los conductores.
Desde uno de los extremos del barrio del Nou Llevant, se accede a un sector del asentamiento en el que se observan varias tiendas de campaña diseminadas. En ellas, según explica uno de los residentes, habitan principalmente magrebíes que durante el día apenas se dejan ver por allí. Ropa tendida, otra esparcida por el terreno, zapatillas deportivas y mucha basura esparcida a lo largo del solar, cubierto por una profunda sombra.
Esos vertidos preocupan en una época como el verano, en la que el riesgo de incendio está presente en áreas incontroladas como la que ocupa el asentamiento ubicado entre el Nou Llevant y la autovía, en el que también viven ciudadanos de la Europa del Este. A lo mejor, un colchón tirado llama la atención. Se ubica al pie de la autovía, junto a ropa tirada o colgada de un árbol y restos de comida y bebida.
Tiendas de campaña y una gran barraca en torno a la cual se amontonan objetos de todo tipo dan forma a la postal de ese poblado por el que muchos preguntan pero al que pocos (más allá de sus ocupantes) han accedido. Uno más junto a una de las vías conectoras de referencia de Palma y de la Isla, como es la la Vía de Cintura, en cuyos terrenos anexos aparecen numerosos asentamientos, algunos a la vista y otros perfectamente agazapados, además de otros más metidos en terrenos próximos a polígonos o zonas industriales.
Lejos de ser un asentamiento unitario, llama la atención allí la dispersión de algunas de las tiendas respecto a la zona ocupada por el principal núcleo, una gran barraca repartida en diferentes espacios en la que habita un ciudadano de origen ruso.
Lo que hace diferente a este enclave es su aislamiento a través de la red de carreteras, convirtiéndolo en peligroso para sus moradores, que se exponen a tráfico a altas velocidades para poder entrar en los terrenos sobre los que se levanta, generando a su vez inseguridad para los conductores ante lo extraño de peatones en una zona por la que no está permitido el paso.
Miris on miris, tot són guirisSois España? Pues pagáis como todas las demás regiones. Si no tuvierais sol comeríais piedras.