A la luz la obra de Roca Simó, autor de Can Forteza Rey o el hotel Mediterráneo

ARCA presenta hoy un libro sobre el afamado arquitecto mallorquín, autor de edificios modernistas como Can Casasayas, el Hostal Corona, o el Col·legi de Notaris

Antiguo hotel Mediterráneo

Antiguo hotel Mediterráneo | Foto: Concha Gallego

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El legado del arquitecto Francisco Roca Simó se reivindica en un libro que se presenta este martes a las 19.00 horas en Can Oleo, obra de Blanca Castaldo, responsable de la investigación, y las fotografías de Concha Gallego Estremera.

El objetivo es dar a conocer la inmensa obra que marcó la Palma de principios del siglo XX. Suyos son los edificios modernistas de Can Casasayas y la Pensió Menorquina, Can Forteza Rei, el Hostal Coronas, la sede de la Delegación del Gobierno en Balears, el Col·legi de Notaris, Can Fortuny, Can Llofriu, el edificio que hace esquina entre Avingudes y 31 de Desembre, el monumento de Sa Feixina...
«Es un autor increíble, muy bueno. Sus edificios son los más fotografiados de Palma», asegura la investigadora Blanca Castaldo. Con una impronta tan reconocible, es fácil seguir la huella de Roca Simó.

«Trabajó en una época en la que Gaspar Bennazar lo hizo todo en Palma, era el arquitecto municipal. Pero tuvo que colaborar con Roca Simó, que tenía un carácter muy afable. Éste hizo el edificio de Can Forteza Rei y Bennazar, el contiguo al de l’Àguila. Pero los locales eran comunes y tuvieron que colaborar», revela Castaldo.

También se encargó del edificio del antiguo hotel Mediterráneo, en el Paseo Marítimo. «En su época fue muy moderno. Tiene un aire a la arquitectura futurista italiana. Roca Simó disfrutaba muchísimo de la cultura internacional», revela la investigadora.

De hecho, aunque fue muy reconocido en Mallorca, también fue muy respetado en la Península y en el extranjero. En la ciudad argentina de Rosario es considerado un mito por sus obras modernista, todas protegidas, como la Casa de España, sedes de entidades bancarias, el Club Español o casas para mallorquines que habían triunfado en Argentina.

Y después recaló en Madrid justo en el momento en el que se expandía la ciudad y se conformaban plazas, mercados y calles principales como la Gran Vía o Alcalá. «Se encargó de diseñar el mercado Tirso de Molina o el mausoleo de Pi i Maragall», detalla Castaldo. Su última obra fue el monumento de Sa Faixina, que no pudo ver concluido porque falleció antes. «Tenía una casa en Génova y venía mucho a ver a su familia. Y sus bisnietos cuentan anécdotas de él», explica la investigadora.

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