Casi setenta repartidores de Glovo, subcontratados por la empresa Flets, se han plantado este lunes y han anunciado que el sábado, el día de mayor actividad, irán a la huelga: «Nos jugamos la vida para conseguir tres euros por cada reparto». Algunos incluso por solo 2,45 euros después de hacer un trayecto de treinta kilómetros para llevar la comida a las puertas de los clientes que cómodamente han pedido por Internet o teléfono. No son toda la flota de repartidores de Glovo, pero si una parte importante. En total en Palma hay más de 300 repartidores, de los cuales 65 pertenecen a Fliits, 135 a Transportes Dani y el resto son autónomos.
Los trabajadores se han plantado este lunes en las oficinas de Flets, en la carretera de Valldemossa, para denunciar las pésimas condiciones laborales que sufren y «el alquiler de nóminas. El que tiene un contrato a su nombre, le presta su permiso para operar en Glovo a otro al que le paga solo 1.000 euros en negro mientras está en su casa o tiene otro trabajo», denuncian los repartidores. La precariedad también es objeto de especulación.
Lisandro Wallace es el repartidor más veterano, cuenta con siete años de experiencia, y este lunes, tras conocer las nuevas condiciones que les imponía Flets desde Barcelona, ha anunciado que dejaba el trabajo. Ahora pasarán de la categoría de motocicleta a bicicleta, por lo que el precio por viaje bajará aún más. Eso sí, «si tenemos un accidente en la carretera, ¿cómo justificamos que íbamos en moto?». Y los trabajadores reunidos este lunes por la mañana advierten que «si tienes una baja por accidente o por enfermedad, la empresa te despide de manera fulminante». Las condiciones laborales son despiadadas.
«Prefiero seguir de autónomo a que me exploten de esta manera», señala. Hace dos años estuvo al frente de las huelgas de los repartidores de Glovo por ser falsos autónomos. Las movilizaciones dieron sus frutos: consiguieron ser contratados, pero por empresas intermediarias que, denuncian, se quedan con todos los beneficios. «En realidad los restaurantes les pagan a estas empresas el 30 por ciento del ticket total por hacer el reparto. Y luego estas subcontratas nos pagan a nosotros 3 euros».
La nómina mensual es de 2.000 euros. El problema, denuncian, es que ellos se encargan de poner el vehículo y la gasolina. «Estamos pagando hasta 25 euros diarios en combustible, eso nos supone más de 500 euros al mes». A eso hay que sumar los trayectos diarios, que ascienden a más de 200 kilómetros por jornada. «Nos jugamos la vida por tres euros por viaje. Trabajamos con atascos, bajo la lluvia, con tempestad, a 40 grados a mediodía...», lamentaban los repartidores.
Las nuevas condiciones que ofrece Flets a los trabajadores de Palma les han sublevado. «Tenemos a más de 60 repartidores de Glovo que se dedican a realquilar su cuenta a inmigrantes sin papeles. Pero a las empresas les interesa: son mano de obra barata. Lo que no entendemos es que no se hagan inspecciones de trabajo aunque lo hemos denunciado al Gobierno central, al Govern balear y a Hacienda», señalaron los allí presentes. Mientras tanto, el restaurante y el cliente se mantienen ajenos al drama laboral que se está viviendo en el gremio. «Por un pedido, el restaurante paga a Glovo 14 euros pero de éstos, once son para las empresas y tres para los repartidores», lamentaron.
De momento el sábado ya han anunciado que no irán a trabajar, pero la empresa no ha dudado en decirles allí mismo que «tenemos otros veinte repartidores esperando para entrar a trabajar».
El otroUfff, al fin alguien que sepa lo que no se puede negar. Habría que publicar las nominas de hace 20 o 30 años para que la gente entienda que prácticamente los salarios no han variado mucho desde esa época. Alguien nos ha timado ¿el sistema? ¿el empresario? No es fomentar una lucha de clases, sino de que la prosperidad y crecimiento ha sido para unos pocos y los de siempre, es decir conglomerados empresariales y/o familias que salen en los medios como adalides del crecimiento económico ...........si, claro el de ellos. Soslayan y olvidan que sus fortunas no serian posibles sin el aporte del trabajador. Sus negocios se irían al garete en una semana con una huelga general ya que tendrían que salir de sus castillos para ponerse a currar, sirviendo copas, haciendo camas y fregando suelos. Es miserable de que los empresarios (no hablo del pequeño comerciante o autónomo) habiendo exponenciado sus ganancias a niveles mareantes en ese mismo lapso de tiempo, no hayan compartido una pequeña parte de ese incremento con sus trabajadores y los gobiernos mirando para otro lado. Si bien es cierto que estos miserables son acérrimos seguidores de las teorías del famoso economista judío Milton Friedman, ese que decía que mientras mas rico hacíamos a los ricos, mas posibilidades teníamos los pobres de que nos cayera algo de esa riqueza por el efecto "Chorreo" . Aunque perversa esa teoría, aquí en Mallorca y España en general aun esperamos que el chorreo se produzca. Al menos estos empresarios son ecológicos, ya que el chorreo del que hablaba Friedman, cuando cae lo reciclan para ellos mismos, una y otra vez. Si hubiera que ponerle una etiqueta con pocas palabras a estos conspicuos empresarios especialmente hoteleros la frase seria "TODO PARA MI"