¿Están encogiendo las calles de Palma o es que los coches están creciendo de manera desmesurada? La irrupción de vehículos de gran tamaño se nota en todos los rincones pero especialmente en el centro, donde el trazado cuenta con calles estrechas y donde el centímetro cuadrado de aparcamiento en la calle se cotiza a precio de oro.
Si se observan sus medidas, son auténticos trasatlánticos del asfalto. Un Tesla tiene un ancho de 1,99 metros, con unos nada despreciables cinco metros de largo. En el caso de Un Porsche Cayenne, tiene un largo de 4,93 metros y un ancho de 1,98. Los SUV, además, se han puesto de moda y son auténticos colosos en el asfalto. En general son coches de alta gama que circulan en las zonas más cotizadas de Palma, muchos de ellos en el Casc Antic.
Su trazado árabe de callejuelas estrechas convierte en una proeza girar o intentar entrar en una plaza de garaje. Por poner un ejemplo, la calle Can Savella tiene una anchura de 2,7 metros y Can Campaner, con tráfico hasta la Plaza del Mercat, tiene una anchura similar. De ahí que sea habitual ver a estos vehículos titánicos haciendo multitud de maniobras para poder hacer un simple giro. O incluso algún 4x4 de gran altura que se ha quedado bloqueado en la entrada de una puerta de garaje.
En circulación tampoco mejora la situación y los SUV de gran tamaño amedrentan al resto de conductores al ocupar algo más que su propio carril. El ejemplo está en calles como el Passeig Mallorca, Avinguda Argentina o Comte de Barcelona, donde impiden la circulación de un coche en paralelo. La sensación entonces de atoramiento circulatorio es mayor.
Según el estudio de Transport & Environment, Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente, muestra que el tamaño medio de los coches en la Unión Europea ha crecido medio centímetro al año durante las últimas tres décadas. Es decir, la mitad de los coches nuevos vendidos son demasiado anchos para aparcar en la vía (normalmente alrededor de 180 centímetros) en muchos países. Y en Palma el problema se agudiza.
«Las nuevas calles se hacen con una anchura suficiente para los coches nuevos pero luego está la ciudad existente. Hay aparcamientos antiguos que quedan obsoletos por los coches nuevos. Al final, se trata de un tema de estatus: cuanto más grande, mejor», señala la urbanista María Gómez.
De hecho, las dimensiones de los coches han crecido por mercado, diseño y seguridad en los últimos veinte años. Un Opel Corsa de principios de siglo medía 24 centímetros menos de largo y doce menos de ancho respecto al modelo que se comercializa en la actualidad. Ocurre lo mismo con otros modelos: el Volkswagen Polo pasa de 3,89 metros de largo a 4,07. Y un Micra tiene 19 centímetros más de largo, y eso de que se trata de un utilitario.
La mayor parte de los modelos más vendidos este año son SUV y todos tienen unas medidas similares. Un Hyundai Tucson, un Kia Sportage o un MG ZS, todos ellos entre los más vendidos en lo que va de 2024 están en una longitud de cuatro metros y medio y están en el 1,9 de ancho. En el mismo espacio en el que aparcan diez de estos vehículos cabrían doce Corsas antiguos.
Tal y como señala Gómez, «a nivel de fachadas, todas tienen que ampliar las puertas de garaje para que los coches puedan entrar aunque en las calles del centro histórico no da para que puedan hacer el giro». La urbanista, por otro lado, reconoce que los SUV «imponen bastante», ya sean a otros vehículos, a las bicicletas o a los peatones. De hecho, «es un problema porque son muy altos y tienen un problema de visibilidad. En EE UU han tenido que organizar campañas de concienciación porque ha habido numerosos atropellos de niños, que son mucho más pequeños que el morro del vehículo y no eran vistos por el conductor». Y advierte que «estos vehículos son seguros si vives en la montaña o en una zona con nieve. Y sobre todo, hay que tener el consumo energético que suponen».
¿Tiene sentido comprarse un transatlántico como coche en una ciudad de calles estrechas como Palma? Desde luego supone un problema para alquilar una plaza de aparcamiento que de tamaño medio tiene una anchura de dos metros y medio. Y en los aparcamientos de centros comerciales ha dejado de ser inusual encontrarse con vehículos que ocupan plaza y media, ejemplo claro de descortesía y pericia al volante, todo sea dicho.
Por su parte, Cristina Llorente, presidenta de Palma XXI, se muestra contundente: «El problema son los coches, sean grandes o pequeños, de gasolina o de agua. La cuestión está más allá del tamaño, la solución está en el transporte público». Llorente advierte que «hay que reducir el número de turistas para reducir el número de coches. ¿Y si limitamos el número de coches». Muerto el perro se acabó la rabia.