Fue tiempo atrás, no hace mucho,punto de encuentro de numerosos aficionados al skateboarding, modalidad de calle que ha pasado a ser deporte olímpico desde los Juegos de Tokio 2021 (en los que participó el mallorquín Jaime Mateu). Hoy, yace sumido en el abandono y el olvido, vallado y sellado con un imponente candado que impide el acceso a un solar al que han accedido algunos de los nuevos 'vecinos' de esta propiedad privada testigo de los sueños de muchos jóvenes tiempo atrás.
Se encuentra relativamente lejos de la vía principal, el camí de Son Fangos, pero el tráfico es notable ya que justo delante se encuentra el aparcamiento que usan trabajadores de un espacio próximo. Cada dos por tres, el ruido de los aviones invade la atmósfera de lo que fue un proyecto plagado de ilusiones, las de jóvenes (y no tanto) locos por el 'skate', por el monopatín que levantaron con cariño lo que era una reivindicación dentro del municipio de Palma: un skatepark.
Pese a que se han levantado algunos por parte del Ajuntament de Palma, las condiciones de los promotores de esta iniciativa iban un poco más allá. En un solar abandonado pegado al aeropuerto de Son Sant Joan se instaló el proyecto 'DIY' (Do it yourself), ingeniado por una comunidad de 'skaters', gente que dejaba incluso allí sus tablas para quienes no tuvieran acceso a ese material. Incluso se realizaban encuentros de compañerismo en forma de almuerzos.
El paso del tiempo y la marcha de los 'skaters' ha convertido aquella nave cubierta y sus aledaños, decorados con grafitis en algunos tramos, en un lugar desértico, en el que algunos incívicos han hecho de la suyas. Cristales rotos, escombros y suciedad se suman al desértico paisaje por el que ya ni ruedan ni vuelan las tablas.