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Barrios de Palma

Sa Casa Blanca: la permanente historia de la periferia de Palma

La lejanía respecto a la administración y los servicios, unida al descenso de la actividad agrícola, pasan factura al pequeño núcleo

Imagen de la Plaça Molins de Vent en sa Casa Blanca. | F.F.

| Palma |

Uno de los núcleos que forman el Pla de Sant Jordi en el que la actividad agraria es su seña de identidad es sa Casa Blanca. Su ubicación, ligeramente alejado de Son Ferriol, Sant Jordi, s'Hostalot o es Pil·larí y s'Aranjassa, le confiere una dosis de tranquilidad, aunque a nivel de servicios e infraestructuras, conlleva un déficit y una dependencia que pasan factura a esta población por la que años atrás transitaba la vieja carretera de Manacor.

El peso del campo se percibe en el entorno, especialmente en los bares y tiendas que la pueblan, donde la actividad es constante. La Plaça dels Molins de Vent es el epicentro de la población. Allí se encuentra la principal parada de autobús de la línea 14 de la EMT, cuyas frecuencias en festivos y fines de semana tanta controversia genera en los núcleos de esa parte de Palma, además de un parque infantil, la escuela pública (CEIP sa Casa Blanca) y la singular iglesia.

Imagen del colegio de sa Casa Blanca. Foto: F.F.

Los trabajos de reforma de la que fue Escuela Nacional de la Casa Blanca, que data de 1926, permitirán recuperar un espacio histórico y con gran componente sentimental en un rincón de Palma en el que, además de percibir la fuerza del sector primario, colectivos como el de los caballistas se dejan notar en el paisaje, donde los molinos abandonados han ganado terreno a lo largo de los últimos años, síntoma de la lenta agonía del campo ante la falta de relevo generacional, una de las reivindicaciones de los vecinos de los núcleos de la zona, que piden una mayor implicación institucional a la hora de apostar por el campo como motor económico y alimentario de Palma y de Mallorca en este caso.

Acceso al núcleo de sa Casa Blanca, desde Palma. Foto: F.F.

Los bares de la vía principal son el punto de encuentro de la gente del campo, vecinos y quienes van de paso. Ca Na Pereta o el antiguo Can Rigan (ahora Casablanca cafè i menjars) son lugar de parada también para cicloturistas que vienen desde Sant Jordi o la Platja de Palma y se dirigen hacia la carretera vieja de Sineu o Xorrigo.

En una zona en la que su alto componente rural hace complicada la cobertura policial, más al depender de la Platja de Palma, la falta de efectivos en algunos momentos es una reivindicación que se suma a las lagunas en el transporte público, sin dejar de lado la citada dependencia de Son Ferriol a nivel burocrático, académico o sanitario, con el Hospital de Son Llàtzer a pocos kilómetros, eso sí.

Cruce de la antigua carretera de Manacor con el Camí de Sant Jordi. Foto: F.F.

Singularidades como el hórreo del siglo XVII ubicado en la periferia, en lo que décadas atrás fue el Centro Asturiano de Mallorca, o un circuito de 'off road' que en más de una ocasión ha provocado quejas vecinales, completan un mapa en el que la dispersión de muchos de sus vecinos les aleja en ocasiones de la realidad de núcleos como sa Casa Blanca, cuyas calles lucen un buen estado a nivel de limpieza, junto a varios puntos de recogida de residuos por parte de Emaya.

Uno de los establecimientos comerciales de sa Casa Blanca. Foto: F.F.

El contraste de la tranquilidad que rodea a sa Casa Blanca choca con las carencias que acarrea su ubicación, preciada años atrás por su potencial como centro de producción agrícola, actividad que pierde fuelle, de la misma manera, que las infraestructuras tampoco responden en momentos de fuertes precipitaciones, cuando el agua las supera o las hace estériles, perjudicando a los payeses de la zona y de todo el Pla, donde la actuación de Cort a la hora de fumigar evita otro problema como el de los mosquitos, presentes especialmente al tratarse de un humedal.

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