La barriada de Santa Catalina ha amanecido dividida. El motivo es el homenaje que algunos vecinos han llevado a cabo en la plaza 8-M, ubicada en Sant Magí, a Manolo, el sin techo que siempre estaba en uno de los bancos de la zona. Tras su fallecimiento, en las últimas horas han aparecido flores, cartas y fotos destinadas a este hombre, que vivía en la calle.
Catherine, una vecina francesa del barrio, se acercó en la mañana de este miércoles hasta la plaza para depositar una carta de agradecimiento a Manolo. «Llegué hace siete años al barrio y el mismo día de la mudanza el perro se me escapó. Después de buscarlo por toda Santa Catalina, él lo encontró y me lo entregó», cuenta la residente, que advierte que «siempre tenía una palabra amable para mí o para mis hijos». De Manolo poco se sabe: que había superado la cincuentena y que había sido camionero antes de vivir en la calle.
Los vecinos cuentan que siempre estaba en la plaza 8-M, donde vivía, y hablaba con ellos. En las redes sociales incluso ha aparecido una foto en la que daban cuenta del homenaje al vecino. Sin embargo, otros residentes que han pedido no ser identificados no tienen tan claro este gesto. «Trapicheaba con drogas y bebía alcohol, era un problema», dice una vecina.
Otra catalinera, que ha pedido permanecer en el anonimato, advierte que «alguna vez nos ha lanzado insultos machistas y racistas. No entiendo a qué viene dejar flores allí donde estaba. El Ajuntament había pintado de morado como un gesto feminista y él se dedicó a pintarlo de plateado». La desaparición de Manolo ha supuesto una conmoción para este barrio de Palma.