La expansión del alquiler turístico en barrios residenciales se está cobrando sus víctimas y algunos vecinos han optado por vender sus viviendas, hartos de las molestias causadas por los turistas. Mientras tanto, las sanciones siguen cayendo en Alzina Living, la empresa de origen nórdico que implantó está modalidad en el barrio. «El objetivo de Alzina Living era el de convertir todo Son Espanyolet en un hotel horizontal con más de 200 plazas en el barrio. El propietario de Alzina Living tiene muchos solares pero en estos momentos los está vendiendo», cuenta Antonia Vidal, vicepresidenta de la Plataforma de Son Espanyolet, que se creó a raíz de los graves problemas que causaban los clientes de estas viviendas turísticas.
«Se están alquilando a unos 600 o 700 euros la noche. Ahora Alzina Living tiene legalizadas dos viviendas pero sigue comercializando otras dos de manera ilegal», entre ellas la de la calle Barrera 61. A medida que van cayendo las multas y se le pone coto a su actividad, el propietario de Alzina Living vende sus casas y solares. «En alguna vivienda llegaban a entrar hasta 16 personas y desde el Govern nos dicen que están pendientes de este caso», cuenta Vidal.
Reincidencia
La reincidencia de esta actividad, sumada al ruido que causaban los clientes de estas viviendas que celebraban fiestas hasta altas horas de la madrugada, revolucionó al vecindario. «Las autoridades han tenido que poner freno a su actividad por nuestras denuncias. Ahora parecen más tranquilos pero hemos llegado a tener casas ocupadas por más de una docena de veinteañeros», afirma la vicepresidenta de la entidad. Vidal confesó que «se están vendiendo viviendas al que paga mejor» y aquellos suelen ser empresas como Alzina Living o extranjeros.