La estampa solivianta a algunos vecinos. En pleno verano no faltan los bares y restaurantes que han cerrado su puertas en el mes de agosto pero sus terrazas siguen ocupando aparcamientos. Son situaciones que se repiten en todas las barriadas y molestan al vecindario, precisamente cuando las plazas de párking están tan contadas y cuesta tanto estacionar el vehículo en Palma.
«Me parece un despropósito», afirmó con contundencia Maribel Alcázar, presidenta de la Federació de Asociacions de Veïns de Palma, tras conocer varios casos. Ya sea con macetas, tarimas o palés pintados, algunos establecimientos que bajaron la barrera han mantenido los cercados en los aparcamientos de la vía pública, pese a que cierran hasta un mes seguido.
Algunos residentes se han puesto en contacto con este periódico y han hecho llegar su malestar. También hay quejas en la cuenta de Twitter de Terrazas a Raya: «Lo que nos cuestan las terrazas en la calzada a los contribuyentes de Palma al dejar de recaudar la ORA para que exploten sin cargo alguno este espacio negocios particulares no es moco de pavo, como para que ni las despejen cuando cogen vacaciones. ¡De vergüenza!»
En sus redes van recogiendo ejemplos de hosteleros que han bajado la persiana por unas semanas en plena canícula pero siguen ocupando espacio público para tenerla reservada a su vuelta.
Según Marcos Cañabate, director general de Govern Interior, «el decreto pone claramente que si hay una ausencia de actividad de más de tres días, se tiene que retirar la terraza». Una normativa que se contradice con lo que se puede ver en algunos casos.
«Entendemos que hay circunstancias como la complicación del desmontaje de algunas terrazas. Pero debemos informar al establecimiento de que no puede tener ocupada las plazas del párking mientras esté cerrado por vacaciones», afirmó Cañabate, que eso sí, confirmó que «no me ha llegado ninguna queja».
Para ello, el Ajuntament cuenta con un equipo de informadores que informan a los empresarios que están incumpliendo con la obligación de desocupar las plazas de aparcamiento si cierran. El director general de Govern Interior advierte que «apenas se han puesto una o dos sanciones por no retirar terrazas. Pero aunque tengan tarima, tienen que dejar libre el espacio si cierran más de tres días».
Molestias
La paciencia de los vecinos empieza a estar agotada tras más de un año de ocupación de plazas de aparcamiento, en una ciudad en la que ya de antes resultaba difícil encontrar estacionamiento. De ahí que el Ajuntament insista en que el 30 de septiembre, sin demora, se levanten las terrazas.
«No habrá prórroga. Es un decreto y los hosteleros lo saben. Tanto PIMEM como CAEB están de acuerdo», dijo Cañabate, ya que «consideran que prolongar esta medida podría afectar al precio de los locales de los alquileres comerciales».
El final de la medida que permitía ocupar párkings está a la vuelta de la esquina, lo que permitía a los locales salvar sus negocios mientras los interiores estaban clausurados por la COVID-19. «La comprensión inicial se ha acabado. Los vecinos ya están molestos», insistió el director general de Govern Interior. Con más de 1.100 terrazas en aparcamientos, Cañabate calcula que cada bar o restaurante ocupa dos plazas de media. Son más de 2.200 vehículos los que a finales de septiembre lo tendrán más fácil para estacionar.
En seis semanas acaba la medida que salvó la restauración
Quedan seis semanas para que se ponga fin a una medida excepcional que nació para ayudar a los establecimientos de hostelería que tenían clausurados los interiores por la pandemia. A finales de abril del año pasado, el regidor Alberto Jarabo propuso esta medida, justo después del desconfinamiento. Serán 17 meses de terrazas en párkings.