Los colombófilos también cargan contra la nueva ordenanza para la tenencia y el bienestar de animales de compañía y de familia que Cort pretende aprobar y que otorga un plazo de tres años a los poseedores de palomas mensajeras en zonas urbanas para desmantelar sus instalaciones. «Ellos –dicen en referencia al gobierno de Palma– creen que nos quitan el palomar, pero lo que hacen es quitarnos la vida», advierte David Fernández, colombófilo que tiene su palomar en un piso de Son Ferriol.
«Nosotros no nos oponemos a que se regule la tenencia de palomas sino al contrario, nos parece bien. Lo que rechazamos es que lo prohíban», coincidieron este viernes los siete colombófilos que se reunieron con este diario para ofrecer su opinión acerca de la nueva normativa.
Los colombófilos dicen que no alcanzan a comprender los motivos por los que Cort busca prohibir su actividad. Si el Ajuntament dice que lo hace para mejorar la convivencia, ellos responden que salvo alguna excepción no han tenido problema alguno con los vecinos, a pesar de tener su palomar en fincas de pisos situadas en zonas urbanas. Si Cort lo hace por la salubridad, aseguran que sus palomas están perfectamente sanas.
«Están anilladas e identificadas y las vacunamos cada año. A nosotros nos interesa que no tengan enfermedades, deben de estar sanas para poder competir. Las palomas que traen enfermedades son los que están en la calle. ¡Cort se debería preocupar de éstas!», exclaman. En este sentido, recuerdan que sus animales están todo el día encerrados en el palomar salvo dos horas que salen «para entrenarse, para muscularse». Además, las palomos mensajeras no se ausentan del lugar sino que suelen dan vueltas sobre el palomar.
Algunos colombófilos tienen por tradición palomas mensajeras desde hace más de 50 años. Recuerdan que tienen licencia y seguro y que incluso los camiones con qué viajan a la Península (para entrenarlos) son inspeccionados. «Los palomares también están en buenas condiciones. Los limpiamos de forma regular y los mantenemos en condiciones higiénicas».
Con diecisiete clubes, la tradición colombófila está muy arraigada en Mallorca. Explican que algunos han heredado el palomar de la familia. Y no solo es una tradición, también es «un deporte que el Consejo Superior de Deportes y el Comité Olímpico Español reconocen oficialmente», añaden. «No son animales de compañía ni aves de corral sino animales para deporte. No deberíamos atendernos a la normativa de animales de compañía».
Por último, señalan que Cort no se puso en contacto con ellos a fin de consensuar la ordenanza. «Ellos dicen que hablaron con los afectados, pero no es verdad».