El histórico exjefe militar de ETA Garikoitz Aspiazu Rubina, Txeroki, ha negado haber participado en un atentado con coche bomba perpetrado en Bilbao en 2002 por el que está siendo juzgado este martes en la Audiencia Nacional tras ser recientemente entregado por Francia. «No participé en esta acción y no sé nada al respecto». Con esta única y escueta frase Txeroki se ha desmarcado del atentado terrorista por el que la Fiscalía pide para él 32 años de prisión por delitos de estragos terroristas, robo y hurto de uso de vehículo con intimidación y fines terroristas y detención ilegal con fines terroristas.
El exdirigente de ETA ha rechazado contestar a la Fiscalía y a la acusación que ejerce la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y sólo ha respondido a una pregunta de su abogado, negando toda responsabilidad en la acción terrorista. Quien fuera jefe militar de la banda terrorista llegó a España en agosto después de que la Sala de instrucción del Tribunal de Apelación de París acordase su entrega temporal por un periodo máximo de dos meses. La Fiscalía le responsabiliza del atentado perpetrado por el comando K-Olaia el 12 de enero de 2002 con un coche bomba en la confluencia de las calles Gran Vía y Alameda de Mazarredo de Bilbao.
El vehículo, un Renault 18 con 30 kilos de explosivo, fue robado por el comando a su dueño, que llegó a ser encañonado con una pistola. Después, dos hombres, que el fiscal no identifica, le metieron en el coche, le colocaron una capucha en la cabeza y le ataron las muñecas con unas cuerdas. Tras recorrer unos metros le acabaron atando a un árbol, donde permaneció unas dos horas hasta que fue liberado por la Ertzaintza. El coche explotó a las 13.43 horas, dejando heridos de carácter leve y múltiples daños en las viviendas, vehículos y establecimientos de la zona, que la Fiscalía cuantifica en más de 1,6 millones de euros. Txeroki, que se encuentra en prisión desde que fue entregado y que también es conocido por el alias de Arrano, fue detenido el 17 de noviembre de 2008 en Francia y la justicia gala y la española le han condenado en varias ocasiones.
En 2011, por ejemplo, fue sentenciado a 377 años de cárcel por 21 intentos de asesinato y actos terroristas. Entre las acciones que se le atribuyen figura el asesinato del magistrado José María Lidón, su participación en los atentados contra los socialistas Eduardo Madina y de Esther Cabezudo, y contra dos guardias civiles en Capbreton (Francia).