La vacunación contra la covid de tres alcaldes socialistas de la Comunitat Valenciana, que ha sido calificada de «irregular» por el president del Consell, Ximo Puig, ha generado la apertura de dos investigaciones por parte de la Generalitat y la petición de «contundencia» y de dimisiones por parte del resto de partidos.
Los alcaldes de los municipios alicantinos de El Verger, Ximo Coll, y Els Poblets, Carolina Vives, han afirmado que se vacunaron el viernes pasado porque sobraron dosis de las enviadas al centro de salud para el personal sanitario, y el de Rafelbunyol (Valencia), Fran López, lo hizo el primer día de la campaña en la residencia de ancianos porque, según sostiene, se lo ofrecieron y no lo pensó.
La Conselleria de Sanidad abrió este jueves, tras conocerse el caso de los alcaldes alicantinos, una investigación en esos dos departamentos de salud, y la Conselleria de Igualdad ha anunciado hoy otra investigación para aclarar por qué en la residencia de Rafelbunyol se permitió el acceso «a una persona ajena» a la plantilla o a los proveedores, los únicos que tienen permitido entrar.
El president de la Generalitat y secretario general de los socialistas valencianos, Ximo Puig, ha afirmado que cuando acabe la investigación «se tomarán las decisiones oportunas», una vez se determine «qué ha pasado y quiénes han sido los responsables de una actuación absolutamente minoritaria y absolutamente irregular».
Puig ha incidido en que este tipo de situaciones «son menores» dentro de un proceso de vacunación que se desarrolla «muy bien», pues ya se han administrado más de 80.000 vacunas en la Comunitat Valenciana, y en el que hay que ser «escrupulosos» en priorizar a los colectivos más vulnerables.
La vicepresidenta y consellera de Igualdad y Políticas Inclusivas, Mónica Oltra, ha aseverado que la vacunación de estos alcaldes «no tiene ninguna justificación» y se va a investigar «hasta las últimas consecuencias», porque «aquí no sobran vacunas» y «nadie se puede saltar la cola», sino que hay que vacunarse «cuando toque».
«No hay que darle vueltas, esto no está bien», ha lamentado la vicepresidenta, quien ha insistido en que hay que garantizar la «igualdad y la equidad» de este proceso y seguir el plan que se ha consensuado, y ha asegurado que no puede «entender» estos comportamientos que merecen el «reproche» social.
Desde el ámbito de los partidos, el vicesecretario general del PSPV-PSOE, Manolo Mata, ha aseverado que la vacunación de estos tres alcaldes es «un error» y un «bochorno» para los socialistas, y les ha instado a «pedir perdón» a sus municipios por su actitud «imprudente, irresponsable y muy poco meditada».
El PP ha pedido la dimisión de los tres alcaldes por «saltarse los protocolos de vacunación e incurrir en un agravio comparativo con el resto de vecinos» e incurrir en una actuación «antiética por el fondo y por la forma», y ha reclamado «contundencia» a Puig, mientras que Ciudadanos ha calificado de «abuso de poder» esta actuación.
Desde Compromís, el síndic en Les Corts Valencianes, Fran Ferri, ha afirmado que «no está bien» lo que han hecho estos tres alcaldes, porque «no es ejemplar», mientras que Compromís per Rafelbunyol ha pedido la dimisión del alcalde por su «irresponsabilidad» y ha lamentado que «su gusto por el postureo le llevó a ser el primer alcalde vacunado en España con solo 29 años».
Por lo que respecta a los alcaldes vacunados, el de El Verger, Ximo Coll, ha insistido este viernes en que actuó «totalmente de buena fe» y se volvería a poner la vacuna, porque si no lo hubieran hecho él y su pareja, la alcaldesa de Els Poblets, las dosis «se iban a desechar». «Nuestra vacuna no ha ido a nosotros en detrimento de nadie» y «no nos hemos saltado el protocolo», ha declarado.
Sin embargo, el alcalde de Rafelbunyol, Fran López, ha afirmado que, «humildemente, a día de hoy, visto con perspectiva y el revuelo que se está liando, igual no fue la mejor decisión», y ha insistido en que estaba en la residencia porque es de gestión municipal y él es el «máximo responsable», y cuando se lo ofrecieron creyó que era «un gesto» para dar seguridad el primer día de la campaña.