La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo considera que «la dignidad de los acusados y la plenitud de sus derechos estuvieron garantizadas durante todos y cada uno de los días en que tuvieron lugar las sesiones del plenario», 52 días de juicio en los que los 9 procesados en prisión provisional acudieron sin grilletes, comieron de catering y pudieron estar con sus familiares.
La sentencia responde así a la vulneración de derechos alegada por las defensas en relación al devenir del juicio oral y enumera la serie de atenciones que tuvieron los procesados para rebatir que hubiese conculcación alguna.
«Se arbitraron los medios precisos para que durante los momentos de interrupción o suspensión del juicio, ninguno de los acusados fuera trasladado a dependencias penitenciarias. Se prohibieron los grilletes o esposas durante los desplazamientos de los acusados hasta el salón en el que se desarrollaban las vistas», enumera el Supremo.
Y sigue: «Fue habilitada una dependencia del Tribunal Supremo -el lugar en el que históricamente se reunía la Sala de Gobierno del propio Tribunal-, convirtiéndola en el punto de encuentro con familiares que quisieran asistir a las sesiones del plenario».
Conforme recoge, «se sustituyó el menú diario que acompaña a cualquier preso preventivo durante los días de celebración de juicio -integrado por un bocadillo y una pieza de fruta-, por un catering que incluía comida caliente, dos platos y postre».
Además, «se permitió a todos los acusados abandonar 'el banquillo' y ubicarse en el estrado, manteniendo la proximidad con sus respectivos Letrados» y durante las sesiones «no se impidió a los acusados el uso de sistemas telemáticos de comunicación con terceros, con el fin de no restringir la búsqueda de materiales y documentos que pudieran servir de apoyo a la línea argumental» de sus abogados.