La sentencia del caso Gürtel ha arrojado a Mariano Rajoy ante su propio espejo manchado de lodo y pestilencia. El desastre de corrupción que azota al PP no tiene parangón en Europa. Ni tampoco la resistencia empecinada que ofrece el presidente del Gobierno a irse a su casa (o al banquillo), A Rajoy ya no le sirven sus gracias gallegas de huir de los problemas haciendo chistes o el hacerse el tonto ante la evidencia. Los cincuenta y tantos años de cárcel a Correa son demoledores, pero los treinta y tantos de condena a Bárcenas son letales para M. Rajoy, que ya se encuentra final de su escapada hacia adelante desde que en agosto de 2013 trascendiesen sus famosos mensajes: 'Luis sé fuerte. Hacemos lo que podemos'. Aquella fuerza ha acabado hundiéndole a él.
Hay un conjuro evidente de todas las reglas del sentido común en contra de Mariano. Se acabó. Ya no le vale el cuento de que «yo envío muchos SMS». Rajoy ha de asumir una realidad que ahoga de vergüenza al PP y al conjunto de la democracia española. Un axioma tan evidente como el de que no se puede ser presidente de nada en esta vida teniendo al tesorero en la cárcel. No se puede. Ni de una churrería. Y mucho menos del Gobierno de España. Rajoy tiene que largarse ya para salvar los pocos muebles que le quedan al PP. No puede durar ni un minuto más en estas circunstancias. Intentarlo es caer en el más espantoso de los descréditos, conduciendo a su PP al precipicio.
La cúpula del PSOE debate este viernes si anima a Pedro Sánchez a presentar moción de censura contra Rajoy. Ya tienen el apoyo de Pablo Iglesias. Mientras, Ciudadanos arriesga todo el crédito que ha ganado en los últimos meses si ahora apuntala al 'cadáver' Mariano. Rivera tiene que dejarlo caer porque, de mantenerlo en el poder, pagará tal debilidad con muchos votos que pueden írsele al PSOE, si Sánchez tiene el valor de lanzarse al ruedo de la moción de censura. Además, Rivera será el próximo en recibir un zarpazo descomunal descomunal de Mariano si ahora lo mantiene con vida. A otros les ha ocurrido lo mismo...
Esta sentencia también lleva implícita la opinión judicial basada en hechos de que Mariano ha de plegar velas. Empecinarse en resistir tras haber aprobado los presupuestos es prolongar una agonía insostenible. O dimite ahora y salva los muebles del PP o arrastrará a su propio partido y acabarán echándolos a todos a las malas.