El etarra David Pla, encarcelado en Francia a la espera de ser juzgado como dirigente de la banda terrorista, no se arrepiente de los actos de ETA y dice que ésta dejó la lucha armada por estrategia y no por consideraciones morales o por haber sido derrotados.
Estos son los argumentos ofrecidos por Pla en una entrevista telefónica publicada por el diario católico «La Croix», en la que se queja de que las autoridades españolas no den respuestas a sus demandas de negociación.
«No lamentamos lo que hicimos en el pasado. No hubo consideraciones morales en la decisión de dejar la lucha armada, aunque no niego que en lo que pude hacer también hubo consecuencias humanas», señala.
Agrega que ETA ha «dado varios pasos en favor del diálogo, pero por el momento no hay respuesta por parte del Estado español», al que califica de «antidemocrático» con el argumento de que la Constitución de 1978 no tuvo un apoyo mayoritario en el referéndum para su aprobación en el País Vasco.
En la entrevista -que hizo desde la prisión de Osny, en las afueras de París, en la que está en detención provisional- dice que ETA no se vio forzada a dejar la acción armada por la presión policial.
«ETA seguía teniendo una capacidad considerable de golpear. No es nuestra pretendida debilidad, como lo han querido hacer creer muchos, lo que nos llevó a dejar las armas, sino nuestra voluntad de mostrar nuestra disposición a iniciar un diálogo político», sostiene.
«Había que superar los bloqueos» para «la construcción de la paz en el País Vasco, salir de la espiral impuesta por el Estado español, que nos reducía a un grupo violento».
En cuanto a su situación actual en la cárcel (a la espera del proceso por su arresto en septiembre 2015 junto a Iratxe Sorzábal, que podría celebrarse este año) Pla señala que «forma parte de la lucha, aunque por supuesto me gustaría estar junto a mi mujer y a mis dos hijos para verlos crecer».