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Caso Bankia

Las cuentas de Bankia no mostraban su estado real, según el Banco de España

El nuevo presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri (d), que sustituyó en el puesto a Rodrigo Rato (i), el 9 de mayo de 2012, día del relevo. | Efe

| Madrid |

Las cuentas de Bankia y su matriz BFA del año 2011, el último completo de Rodrigo Rato en la presidencia del grupo, así como las reformuladas por su sucesor, José Ignacio Goirigolzarri, no reflejaban «la imagen fiel de estas entidades», según el informe de dos peritos procedentes del Banco de España.

En ambos casos «debido a la existencia de ajustes de importancia material no contabilizados», tal y como explican los expertos en su informe pericial, que este jueves han entregado al instructor del «caso Bankia», Fernando Andreu y cuyas conclusiones se han hecho públicas.

Además, en las cuentas de 2011 elaboradas por el equipo de Rato, «la información analizada pone de relieve la pésima calidad del seguimiento del riesgo de crédito, pues buena parte de los expedientes carecían de estados financieros de los acreditados y de información actualizada sobre las garantías».

En el caso concreto de BFA, los peritos cuestionan que no se saneara la participación en Bankia, que en la reformulación de las cuentas generó un ajuste de 5.189 millones, ni se dieron de baja los activos fiscales. Todo ello debió registrarse en la fecha de los primeros estados después de la salida a bolsa, añaden.

Mientras que en las reformuladas con Goirigolzarri, los expertos ven «incorrecto el ajuste de los activos fiscales de BFA, 2.744 millones» así como los deterioros contabilizados, en concreto los referidos a saneamientos por 20.807 millones descontados 3.100 millones atribuibles al traspaso de activos al banco malo, Sareb.

A juicio de los peritos, «es evidente que parte de estos deterioros eran anteriores a 2012», año en el que el nuevo equipo de Bankia reformuló las cuentas del ejercicio previo.

La extensa documentación examinada por los peritos ha puesto de relieve «discrepancias que prueban retrasos en el reconocimiento contable del deterioro» de activos de las entidades.

Todo ello a pesar de que los administradores y directivos del grupo tenían «capacidad y experiencia» para interpretar los datos y extraer conclusiones sobre el deterioro de activos inmobiliarios.

Las primeras cuentas de Bankia de 2011 no cumplen la normativa del Banco de España «debido a la existencia de errores contables», ya que debería haberse reducido los recursos propios computables y el patrimonio neto en los citados estados por importe de 781,9 millones de euros, reduciéndose la cuenta de pérdidas y ganancias por la exposición del grupo al sector inmobiliario.

También debía haberse anotado pérdidas de 1.301,30 millones por la revisión de carteras y del riesgo al sector promotor e inmobiliario.

El ajuste por estos conceptos suma 2.083,20 millones de euros y haría que el grupo realmente perdiera 1.830 millones de euros frente a los 252,87 millones de beneficio que Bankia declaró antes de la marcha de Rato, concluye el informe.

Pero además, los peritos concluyen que BFA tampoco formuló bien sus cuentas y debió realizar ajustes por 6.869,81 millones de euros, con lo que se anotaría unas «pérdidas muy significativas» de 4.570 millones de euros, frente a los 30 declarados.

En el caso de las cuentas de Bankia de 2011 reformuladas por el equipo de Goirigolzarri, la conclusión de los peritos es que tampoco cumplen la normativa del Banco de España debido a la existencia de errores contables al no considerar como morosos determinadas carteras y riesgo de promotores inmobiliarios.

En los números de la matriz del grupo sucede lo mismo y los peritos detectan errores porque algunas carteras de créditos debían estar clasificadas ya como morosas, al igual que los motivos alegados para ajustar el valor de determinados activos inmobiliarios.

Por todo ello ponen en cuestión que estas cuentas hayan sido aprobadas sin salvedades por Deloitte y el auditor Francisco Celma, quien dijo que cumplían con la normativa del Banco de España, «cuando la situación financiera consolidada y los resultados consolidados no se adecúan a las citadas normas».

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