El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha avanzado que el préstamo que va a recibir España de la UE para sanear el sistema financiero contará con un periodo de carencia de diez años, de lo que se deduce que no empezará a devolverlo hasta que se cumpla ese plazo.
Así lo ha adelantado Rajoy en un Pleno extraordinario en el Congreso, donde ha reiterado que el préstamo tendrá condiciones financieras y no macroeconómicas puesto que serán las entidades las que lo devuelvan.
En cualquier caso, el Ejecutivo ha reiterado que la ayuda cuenta con condiciones muy favorables para la banca, ya que dispondrá de un «buen» tipo de interés y un plazo «muy razonable» para pagar.
Rajoy ha confiado en que la ayuda se apruebe si no hay novedades «desagradables» (tiene que aprobarse en diversos parlamentos) para que España pueda disponer de este préstamo de hasta 100.000 millones de euros para sanear su sistema financiero.
El jefe del Ejecutivo ha explicado que España solicitó esa ayuda porque un país no puede funcionar sin su sistema financiero, que es igual «que el sistema circulatorio del conjunto del cuerpo». «Uno puede estar perfecto, pero si su sistema circulatorio no funciona es evidente lo que le puede ocurrir a su salud», ha dicho.
En este sentido, ha explicado que sin un sistema bancario que capte depósitos y crédito no habrá empleo, ni bienestar ni riqueza, motivo por el que ningún país del mundo se puede «permitir el lujo» de que su sistema financiero caiga.
«Por eso se han tomado decisiones que mucha gente a lo mejor no entiende», ha dicho, tras recordar que en el año 2008 en la UE se dieron ayudas a los bancos por valor 1,5 billones de euros, aunque en aquel momento el partido que estaba en el poder creyó que España contaba con un «magnífico» sistema financiero y no actuó a tiempo.
Rajoy ha explicado que cuando llegó a la Moncloa tuvo que someter al sistema financiero a un proceso de evaluadores independientes porque algunos no confiaban en los evaluadores que debían haber supervisado «razonablemente».
«Esto es lo que pasó. Ya me hubiera gustado que no hubiera pasado», ha subrayado el presidente, tras aseverar que la obligación del Gobierno es intentar arreglar el problema de la forma «menos gravosa». «Queremos bancos solventes, sólidos y que no generen dudas y se puedan financiar y den crédito a los ciudadanos», ha añadido.
En este sentido, ha asegurado que la «mejor opción» es utilizar el crédito de la UE porque España no está en condiciones de salir al marcado a pedir 100.000 millones de euros y porque ofrece «muy buenas» condiciones.
«No quiero una banca pública»
A su parecer, sería absurdo dejar caer a todas las entidades porque entonces la economía «no tendría ningún futuro». «¿Los vamos a dejar caer? ¿Qué pasa con los depósitos? ¿Y los créditos?. Lo razonable es lo que hemos hecho», ha subrayado.
De hecho, ha recordado que él mismo es una persona de derechas, pero que ha decidido nacionalizar bancos porque era la mejor decisión para sanear las entidades y conseguir que vuelvan a dar crédito para después venderlos. «No quiero una banca pública en España», ha aseverado, tras asegurar que no sabe si se atrevería a calificar esta medida de «disparatada».
Además, ha recordado que esto también se hizo en otros países como EE.UU., el Reino Unido y otros vecinos de la UE. «¿No entienden que la primera obligación de cualquier Gobierno es decidir, hacerlo sin prejuicios y fijarse única y exclusivamente en el interés general de los españoles?», se ha preguntado.