El presidente del PP, Mariano Rajoy, reclamó ayer un adelanto electoral porque, desde que lo pidiera por primera vez hace un año, la situación en España «ha ido a peor» debido, afirma, a un Gobierno que «ni por asomo» es el «adecuado» para disipar la incertidumbre económica y social.
El Comité Ejecutivo Nacional de los populares congregó ayer a todos los triunfadores de las elecciones autonómicas y municipales para escuchar el análisis que de los resultados efectuó el propio Rajoy.
Fue un Comité muy breve, apenas una hora, pues tras la intervención del líder, sólo pidieron la palabra la responsable de Organización, Ana Mato, para leer un somero informe de la campaña, y María Dolores de Cospedal, presidenta electa de Castilla-La Mancha, en su caso para agradecer las muestras de apoyo de sus compañeros.
El domingo Rajoy, desde el balcón de la primera planta de la sede de la organización, no hizo alusiones al adelanto electoral -sí abogó por ello Esperanza Aguirre-, pero ayer sí se refirió a este «asunto importante» para reclamar, aunque no expresamente, el adelanto de las elecciones.
Recalcó que desde que abogó por las elecciones anticipadas en el debate sobre la Nación de julio del año pasado, «las cosas» en España «no han ido a mejor por desgracia», sino «a peor», y encima «lo que viene por delante no es fácil».
En su opinión, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero «no es ni por asomo el adecuado» para disipar «la incertidumbre» que se cierne sobre la economía española, a la que amenazan, según Rajoy, «las cifras peligrosas» del diferencial con el bono alemán, la situación de Grecia y las dudas que en general recorren Europa.
Por si fuera poco, explicó el líder del PP, el «mejor resultado electoral» de la historia del partido en unas elecciones autonómicas y locales sitúa al PP como «la alternativa clara» al Gobierno.
Tras reconocer que el PP deberá buscar alianzas en varias comunidades, ha abogado por pactos que ante todo favorezcan la estabilidad institucional. Los populares pueden hablar con todos los partidos menos con Bildu, con quien «no hay nada de qué hablar ni nada que acordar».