El presidente del PNV, Íñigo Urkullu, dijo ayer que han hecho cosas que no se pueden contar para que Bildu pudiera estar en las elecciones del próximo día 22.
Urkullu participó ayer en Vitoria en un acto de campaña junto con el candidato nacionalista a la alcaldía de Vitoria, Gorka Urtaran, y al diputado general de Àlava, Xabier Agirre.
El presidente del PNV garantizó que han hecho «lo posible y casi lo imposible», cosas que «se pueden contar y otras que no», para que la coalición de EA, Alternatiba e independientes de la izquierda abertzale puedan concurrir a los comicios.
Aclaró que no lo han hecho por Bildu, porque «no lo van a agradecer nunca», sino por la sociedad vasca, que no está «para desaprovechar ni una sola oportunidad que la acerque a la paz».
Urkullu subrayó que 34 años después, la izquierda abretzale «tiene una oportunidad para volver a empezar», pero «no de cero», porque el «dramático balance de estos años ha estado, está y estará siempre presente, siempre».
Normalización
«Una gran parte de esta sociedad ha defendido la necesidad de que estén presentes en las elecciones, y no han sido ellos (la izquierda abertzale) quienes lo han conseguido, sino la indignación ante el contexto y la resistencia a todos los 'cantos de sirena' de esa izquierda abertzale y los deseos de paz y normalización de la sociedad», aclaró.
Urkullu advirtió a la izquierda abertzale que «no lo olviden y que desde hoy lo tengan muy presente», porque esa «indignación que ha conseguido que vuelvan a las elecciones les puede pasar definitivamente por encima si no cumplen con sus compromisos». «Nos lo deben, no al PNV, sino al conjunto de la sociedad vasca», recalcó.
El presidente del PNV también criticó que el «pacto PSE-PP» no esté basado en el compromiso con Euskadi y que hayan cerrado un pacto «a sangre y fuego que jamás ha conocido este país». Según afirmó, es un pacto que «no sólo es el pasado, sino que sólo mira permanentemente al pasado», y que, además, trata de que la sociedad tampoco dé pasos para avanzar.
Por eso, recalcó, en estas elecciones confrontan dos modelos «radicalmente distintos»: el que representa su partido, centrado en el «trabajo y en el compromiso con este pueblo», y el del pacto entre socialistas y 'populares', que «representa lo que ni siquiera quiere España, el fracaso de un modelo de gestión, la traslación mimética a Euskadi de un modelo económico fracasado en el Estado».