El Banco de España enfría las previsiones del Gobierno y pide un despido más barato

El PIB caerá un 0,4 por ciento en 2010 y crecerá un 0,8 por ciento en 2011. Estas son las previsiones del Banco de España, que añade que el paro alcanzará el 19,7 por ciento en 2011, mientras que la deuda pública se situará en el 75 por ciento ese mismo año. La entidad emisora indica que en 2010 se producirá una «paulatina mejora» de la actividad, mientras que 2011 será «algo más dinámico».
El Banco de España prevé una «lenta reversión» del «intenso ajuste» del gasto de familias y empresas y del «fuerte deterioro» de la confianza de los agentes que han caracterizado la «severa recesión» del último año y medio. Estas previsiones son ligeramente más pesimistas que las del Gobierno, que apuntan a una contracción del 0,3 por ciento en 2010 y un crecimiento del 1,8 por ciento en 2011. El Banco de España señala que el consumo privado será «muy relevante» en la recuperación, ya que es uno de los elementos que presenta mayor incertidumbre.
En todo caso, el banco emisor admite que habrá factores que frenen la intensidad de la recuperación, como el alto grado de incertidumbre, los efectos del ajuste inmobiliario, el alto endeudamiento del sector privado o la consolidación fiscal, que es «imprescindible» para poner freno a la dinámica de fuerte crecimiento de la deuda pública y evitar implicaciones «adversas» sobre el coste de financiación de la economía.
Despido más barato
Por otra parte, el banco emisor propone un único contrato laboral con una coste por despido más barato para reducir la «volatilidad» del mercado laboral y que se cree empleo. Según la entidad emisora, se trataría de «una figura contractual común para las nuevas contrataciones con un coste de despido inferior al del contrato indefinido actualmente en vigor».
En su último Boletín, el Banco de España afirma que el mercado laboral arrastra una dualidad en el sistema de contratación, polarizado entre contratos indefinidos y temporales, que hace que las crisis se ceben con estos últimos, generando una alta «volatilidad» en el empleo y un alto coste social.