ETA hizo coincidir la ilegalización de ANV por parte del Tribunal Constitucional con una nueva acción terrorista, esta vez en Bilbao. La banda colocó una bomba lapa en la parte baja del coche de un agente de la Policía Nacional, que salió ileso gracias a que el artefacto no explotó, a pesar de haber conducido el vehículo durante 10 kilómetros. La bomba fue detectada y desactivada cuando el agente llegó al cuartel en el que trabaja en Basauri, tras pasar el control policial del aparcamiento en el que la Policía dejan sus coches particulares para recoger los oficiales.
ETA respondió a la Justicia en su lenguaje habitual, el de las bombas, pero lo que podría haberse convertido en un nuevo asesinato de un policía finalmente ha quedado en un considerable susto. La banda terrorista había colocado una bomba lapa en los bajos del vehículo del agente, un veterano funcionario que ejerce trabajos administrativos en el Cuartel de la Policía Nacional de Basauri y que lleva más de tres décadas en el País Vasco.
Sin embargo, el artefacto no llegó a estallar y sólo tras recorrer 10 kilómetros desde el barrio bilbaíno de Zorroza hasta el cuartel de Basauri, a las 15.30 horas, se percató del objeto. Durante parte de ese trayecto, el agente también había transportado a un familiar.
La bomba fue localizada y desactivada en el control de seguridad, después de que un ruido extraño alertase al conductor de la caída del artefacto, según informaciones de TVE. Hasta el lugar se desplazó la alcaldesa de Basauri, Loly de Juan, y ediles socialistas. La regidora lamentó que «haya siempre una banda de asesinos que amenacen permanentemente nuestras vidas» y condenó en nombre del Ayuntamiento la acción.