El jefe del Gobierno en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, se reprocharon ayer, durante el cara a cara, sus actitudes de la pasada legislatura, pero, reconociendo cada uno posibles errores, se han emplazado al diálogo para lograr pactos de Estado en asuntos como la lucha contra ETA. En un enfrentamiento dialéctico nada desabrido y lejos del tono utilizado en debates de los últimos cuatro años en los que el asunto central o colateral era el terrorismo, Rajoy ha respondido a los guiños de Zapatero y a la llamada que le hizo expresamente el candidato en su discurso de investidura para hacer realidad unos pactos imposibles de conseguir hasta ahora.
Esa predisposición no ha sido óbice para que el líder del PP haya anunciado el voto negativo a la investidura ni para que hayan quedado patentes las notables diferencias entre los proyectos que representan Zapatero y Rajoy en un amplio abanico de asuntos como la respuesta que ha de darse a la desaceleración de la economía. Si Zapatero había apelado a lograr un clima sereno y de diálogo que permita que el Gobierno y el PP -sin olvidar en ningún momento al resto de grupos parlamentarios- consensuar asuntos de Estado como la lucha antiterrorista y la renovación del Consejo General del Poder Judicial o del Tribunal Constitucional, Rajoy no ha eludido el emplazamiento.
De hecho, ha asegurado estar «convencido y predispuesto» a conseguir esos pactos después de interpretar que la llamada de Zapatero es una «rectificación» de sus actitudes pasadas. No obstante, ha reclamado al candidato a la investidura que, tras aparentar estar «arrepentido de algunos de sus errores y dispuesto a la enmienda» aclare el camino que ha de llevar al acuerdo, porque también ha visto indicios de una «inquietante obstinación en continuar por la misma senda de repetir equivocaciones».
Abierto se ha mostrado Rajoy a cualquier acuerdo contra ETA siempre que vaya en la misma dirección que el Pacto Antiterrorista. Rajoy, se ha mostrado dispuesto a «hablar en serio» para alcanzar con el Gobierno pactos de Estado en torno a la política antiterrorista, el modelo de Estado, la financiación autonómica, la Justicia y la política exterior, sentenciando: «Si usted me llama, yo iré».