EFE/EUROPA PRESS-SAN SEBASTIÀN
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, apeló ayer a dejar el debate de la inmigración «fuera de la controversia partidaria en campaña electoral» por respeto a los inmigrantes y abogó por «trabajar todos por tener una inmigración ordenada, legal, razonable y una integración adecuada». En su intervención en un mitin en el Kursaal de San Sebastián, Zapatero afirmó que la inmigración es «una fuente de oportunidades para mucha gente que no tiene más que desesperanza, miseria y hambre en su tierra» al tiempo que destacó que la misma «aporta trabajo, que tiene que ser legal y ordenado» y en muchos sitios supone «un fenómeno de cambio social y demográfico».
Zapatero aseguró, por otra parte, que en democracia sólo caben las palabras y las ideas y que aquéllos que usan la violencia, la amparan o «se humillan ante quien tiene una pistola», por cobardía o sumisión, «no pueden estar en el juego democrático». Zapatero dedicó buena parte del mitin a la política antiterrorista, después de que se impidiera judicialmente al PCTV y a ANV concurrir a las elecciones generales del próximo 9 de marzo.
A pesar del fracaso del diálogo con ETA, «no estamos más lejos del fin de la violencia, estamos más cerca», ha garantizado. Mientras medio centenar de personas protestaban en el exterior del edificio, y la Ertzaintza cargaba con material antidisturbios para dispersar a los manifestantes, ha querido dejar claro que «sólo aquéllos que respetan las reglas y que tienen capacidad de defender sus ideas con las palabras» pueden participar en el juego democrático.
El líder del PSOE ha agradecido el apoyo «generoso y firme» que recibió del PSE a lo largo del proceso de paz y ha lamentado «profundamente» que el PP colocara siempre por delante de sus «obligaciones con España» sus ambiciones particulares. A su juicio, la inmensa mayoría de los ciudadanos saben que puso «mucha energía y mucha paciencia» para lograr el fin dialogado de la violencia y que sólo hay un responsable de que no se consiguiera: «ETA y su locura criminal».
El presidente del Gobierno ha destacado también su apuesta en estos cuatro años por abrir una nueva etapa de diálogo institucional con Euskadi. En su opinión, ha demostrado que es posible mantener los principios, rechazando«proyectos minoritarios que dividen», como el Plan Ibarretxe, y buscar al mismo tiempo espacios de dialogo y de convivencia.