EUROPA PRESS-ÀVILA
La presidenta del PP en el País Vasco, María San Gil, afirmó ayer que cuando más cerca de la paz estuvo el País Vasco fue durante el Gobierno de José María Aznar porque se consiguió terminar con «algo que parecía increíble, el mito de la imbatibilidad de ETA».
En la comida de Navidad del PP de Àvila, en la que se rindió homenaje al PP del País Vasco, San Gil afirmó que «el mal llamado proceso de paz es un proceso de trampas, de engaños y de medias verdades», y aseguró que en su partido «dicen la verdad» sobre este asunto, «aunque sea duro de decir y de oír, pero es nuestra responsabilidad».
Según la responsable popular vasca, a pesar de que después de cuatro décadas de terrorismo de ETA se pensaba que para conseguir la paz «algo había que dar a cambio», con el Gobierno del PP se demostró «la eficacia magistral de aplicar el Estado de Derecho para derrotar al terrorismo sin darle nada a cambio», ya que «matar no tiene premio, pero dejar de matar tampoco».
«En el año 2003, no hace tanto tiempo, estábamos a punto de acabar con ETA-Basatuna, les habíamos convertido en los parias de la sociedad, y nosotros habíamos recuperado la calle, que nunca había sido nuestra, y espacios de libertad que nos permitían darnos cuenta de que el Estado de Derecho nos amparaba», afirmó.
María San Gil agregó que costó «mucho esfuerzo, pero sobre todo muchas vidas, lágrimas y dolor» llegar a esa situación. «No podemos ahora claudicar para que venga Zapatero y se siente a negociar con los terroristas, lo podía haber hecho Suárez y nos hubiéramos ahorrado muchísimos asesinatos», dijo.
«Que no nos digan que el PP no quiere la paz, porque nadie ansía la paz como nosotros porque carecemos de ella, que nos deje de engañar Zapatero y de intentar engañar a la sociedad», añadió, y aseguró que «el alto el fuego permanente no es real porque llevamos más de 190 actos de terrorismo callejero, todos seguimos llevando escolta, no nos han quitado las medidas de seguridad, seguimos mirando debajo de los coches y los empresarios siguen recibiendo cartas de extorsión, mientras ellos siguen siendo una banda terrorista que no condena la violencia».