El Gobierno y todos los partidos políticos salvo SA condenaron el atentado de ETA. En el Parlamento vasco, todos los grupos guardaron en pie tres minutos de silencio como muestra de «repulsa, condena y desprecio» por el atentado, a excepción de Sozialista Abertzaleak (SA), cuyo portavoz parlamentario, Arnaldo Otegi responsabilizó al Gobierno del atentado porque -dijo- «trae personas y las armas para hacer la guerra».
Los Reyes enviaron sendos telegramas de pésame a los familiares de los policías asesinados. Poco después de la explosión de la bomba-lapa, el presidente Aznar decidió suspender su viaje a San Petersburgo. El ministro de Interior, Angel Acebes, reafirmó la voluntad del Gobierno de «continuar exactamente en la misma estrategia» contra ETA, a la que no dará tregua «hasta derrotarla completamente». El ministro Eduardo Zaplana se mostró convencido de que «estos asesinos pagarán todas las fechorías y toda la barbaridad en la cárcel durante el resto de su vida».
El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, señaló que «hace cinco días los navarros y los españoles de bien se expresaron con su voto; hoy (ayer) los asesinos se han expresado con su lenguaje: el de la muerte». Desde IU, Gaspar Llamazares, hizo un llamamiento al conjunto de las fuerzas democráticas «para buscar entre todos con tranquilidad el mejor camino para hacer frente de forma unida y efectiva a la violencia terrorista».