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Cadetes en el chapapote

Los aspirantes mallorquines de la Escuela Naval de Marín piensan que el trabajo es duro

Pedro Prieto. Enviado especial a O Grove.
A primeras horas de la mañana de ayer me desplacé a Marín, a la Escuela Naval, donde a las siete, dos aspirantes de primero (cadetes), mallorquines, de Palma, ambos, se disponían a embarcar en lanchas de escuela que en una hora los llevarían hasta las islas de Ons, en la bocana de la ría de Pontevedra, hasta donde de buena gana les hubiera acompañado, pero no lo hice por dos razones: porque la barca regresaba a las siete de la tarde y yo debía comenzar a volar a esa hora desde el aeropuerto de Santiago, y porque poco antes de embarcar, dado el estado de la mar, había sus dudas de si se podía hacer el viaje a las islas. Los cadetes, o aspirantes, que llevan en la academia solo cuatro meses, son Ramón Arroyo de Ramos, perteneciente a Infantería de Marina, nacido en Palma, «pero que a los tres meses me marché, mi padre era marino y fue destinado a otro lugar», por lo tanto apenas conoce la ciudad y la isla, «ya que salvo una vez que estuve en viaje de estudios, no he vuelto más, aunque espero volver algún día», y Luis Miguel Uribe Martón, del Cuerpo General, cuyos padres viven en la calle Aragón. Ambos han estado trabajando en las Ons «día sí y día no, desde que ocurrió la tragedia del 'Prestige'», puesto que desde entonces se ha interrumpido la actividad académica de la Escuela. Ambos, al igual que el resto de voluntarios que limpian playas del litoral afectado por la marea negra, piensan que el trabajo es duro y que a penas se consiguen resultados, ya que las playas y rocas están cada vez más sucias. Ellos actúan en una zona de las islas un tanto peligrosa y de difícil acceso. Sin prisas se aproximan a la embarcación que los trasladará portando los trajes blancos, mascarillas, botas de goma, comida y agua.

De regreso a O Grove por la autopista, observo que el cielo sigue encapotado y que la lluvia cae intermitentemente. A lo lejos descubro la playa de la Lanzada, batida por grandes olas que se estrellan contra la arena. A la derecha de dicha playa, pero ya en zona rocosa, donde estuvimos ayer, regresarán hoy los voluntarios de Balears adscritos a Protección Civil, a alguno de los cuales, antes de la reunión que como cada mañana va a dar comienzo sobre las nueve y media, encuentro leyendo Ultima Hora, a través de la cual, los de Ibiza, que están felices por aparecer en una de las fotos de primera página junto a su paisano, el coronel Cardona, se enteraron que al concejal de Interior del Ajuntament de Sant Josep le ha tocado la primitiva.

En lo que me acerco a Batería, me paso por la sede de la Cofradía de Pescadores San Martiño, donde el patrón mayor, Francisco Iglesias, al igual que los de Cangas y Opobra, sigue en huelga de hambre. Ha pasado la noche sin novedades y está dispuesto a aguantar, junto con otros dos compañeros suyos y «hasta que el gobierno, sea Central o de la Xunta, nos proporcione los medios técnicos, que los debe de haber en alguna parte, con lo que podamos extraer el fuel del mar, antes de que llegue a la ría de Arousa, pues una vez en ella ya no habrá solución, pues el desastre se habrá consumado».

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