Jokin Galarraga ha superado las graves lesiones cerebrales que sufrió el pasado 20 de agosto a causa del estallido de un juguete eléctrico cargado con explosivo. El niño, de 17 meses de edad, fue dado de alta ayer en el hospital Donostia de San Sebastián recuperado de las lesiones cerebrales y sin ninguna secuela excepto las cicatrizales. Pero no volverá a ver ya que la explosión le dejó ciego. El jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos pediátricos, Eduardo González Pérez Llaza, y el gerente del centro, Juan José Múgica, destacaron la satisfacción plena de los familiares y del propio personal sanitario por la evolución del niño.
El bebé vuelve a reír, bailar al son de la música y a hablar con sus padres, como cualquier niño de su edad. Pérez Llaza recordó que Jokin ingresó en el hospital en situación crítica, ya que su vida corría peligro y presentaba lesión cerebral múltiple, perdida de masa cerebral y cuerpos extraños múltiples en el lóbulo central izquierdo, entre otros aspectos.
«La evolución ha sido sorprendente», dijo, porque las secuelas que se esperaban de entrada eran mucho más elevadas y, excepto las cicatrizales, no sufrirá ninguna. Lo único que ha perdido es la función visual. En cuanto a las cicatrices, en su momento se contemplará hacerle cirugía estética, y, sobre las secuelas que tenía en una mano, indicó que «no le va a imposibilitar el manejo normal de su función». «Creo que va a ser un adulto con una vida de relación social y profesional de importante calidad», añadió.