El ex sargento de la Guardia Civil Enrique Dorado Villalobos, presunto autor material del secuestro, torturas y asesinato del «caso Lasa-Zabala», declaró ayer en el juicio que ni interrogó en el Palacio de la Cumbre ni mató a los presuntos etarras José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala. Dorado Villalobos ofreció también una coartada al ex cabo Felipe Bayo, acusado al igual que él como presunto autor, ya que aseguró que la noche del secuestro de Lasa y Zabala estuvo con él en el lugar de un atentado ocurrido en Oñate (Guipúzcoa).
El acusado, a quien el fiscal acusa de ser el autor de los disparos en la cabeza que acabaron con la vida de los etarras, declaró que «mis superiores jamás me han ordenado nada ilegal» y que, en caso contrario, «jamás lo hubiera hecho».
Durante su interrogatorio por parte del fiscal Jesús Santos, Dorado Villalobos relató que la noche del 15 de octubre de 1983, en la que fueron secuestrados Lasa y Zabala en Bayona (Francia), se encontraba en su domicilio y le llamaron para que acudiera, junto a Felipe Bayo, al lugar de un atentado ocurrido en Oñate, en el que murió un guardia civil.
Allí dio «novedades» al entonces capitán Angel Vaquero y según Dorado en ese momento Bayo se quedó «rezagado» como es costumbre en la disciplina militar, por lo que a lo mejor no fue visto por el superior. Tras practicar diligencias sobre el atentado, Dorado explicó que regresó sobre las 7.30 u 8 de la mañana, cuando ya había amanecido, en compañía de Bayo para dormir en el domicilio que compartían en San Sebastián. Narró la anécdota de que recordaba la hora de vuelta porque por primera vez en su vida se quedó dormido conduciendo un vehículo oficial y Bayo tuvo que dar un «volantazo».