La sesión de control al Gobierno vivió ayer en el Congreso varios incidentes y rifirrafes con protagonistas populares y socialistas. El presidente de la Cámara, Federico Trillo, se vio en la obligación de intervenir en numerosas ocasiones para llamar al orden.
La temperatura política en los escaños subió muchos grados cuando la parlamentaria del PSOE Enedina Alvarez llamó «marrano» al presidente del Gobierno.
En una de las últimas sesiones de control de la actual legislatura, la precampaña electoral hizo acto de aparición en el Congreso y en algunos momentos se desataron los nervios, en medio de una bronca generalizada.
Los rifirrafes comenzaron con motivo de la respuesta que Aznar dio a una pregunta del portavoz socialista, Luis Martínez Noval, sobre si el Jefe del Ejecutivo compartía las declaraciones del ministro portavoz, Josep Piqué, de que es falso que la propuesta de nombrar al actual presidente de Telefónica viniera del Gobierno.
La respuesta de Aznar fue de apoyo a su ministro "recuerda que el nombramiento de Villalonga se produjo con una legislación aprobada por el PSOE y acusó a los socialistas de estar «a la búsqueda desesperada e inútil de un escándalo" y durante el debate posterior, Francisco Fernández Marugán, el diputado del PSOE comenzó a dirigirse desde su escaño, con aspavientos, al ministro Portavoz, espetándole que cuánto había recibido de Ercros y de Rio Tinto tras «fichar» por el Gobierno. Hasta en seis ocasiones tuvo Federico Trillo que llamar al orden a Marugán, unas llamadas de las que tampoco se escapó Josep Piqué, que también cruzó algunas palabras con el diputado socialista.
Pero el rifirrafe más agrio vino después. La diputada socialista Enedina Alvarez preguntaba a Piqué en calidad de qué había acudido Aznar a clausurar la III Conferencia de la Red de Comisiones Parlamentarias para la Igualdad de Oportunidades para posteriormente decir que en aquel acto el presidente del Gobierno se comportó como un «marrano». Inmediatamente, Trillo pidió a la diputada que retirara el término, pero Alvarez se mantuvo en sus trece y explicó que lo había utilizado en su acepción de «converso». En todo caso, la expresión no figurará en el diario de sesiones.