El presidente del Gobierno, José María Aznar, negó ayer una actitud inmovilista de su Gobierno en el proceso de paz recordando los pasos dados desde el Ejecutivo con posterioridad a la tregua: Apertura a las conversaciones con ETA, especial dedicación a las víctimas y facilidades para el retorno para aquellos que «deseen rehacer su vida».
Este fue parte del mensaje que transmitió a los sesenta
empresarios convocados por el Círculo de Empresarios en el Real
Club Marítimo del Abra.
Aznar aseguró ante los empresarios que la sociedad vasca ya ha
demostrado su pluralidad política, territorial, institucional y
social, y ha dejado claro que rechaza «cualquier tipo de
desbordamiento institucional y cualquier tipo de aventura». Por
eso, según el presidente «no se puede situar a la sociedad vasca
entre el dilema del proceso de paz y el de la construcción
nacional», ni confundir «objetivos e instrumentos».
En el camino de búsqueda de la paz, Aznar mostró «la disponibilidad del Gobierno para el diálogo» pero dentro de un marco «flexible, abierto y estable», «alejado de cualquier tipo de ruptura y desbordamiento institucional».
Aznar hizo referencia a quienes «se jactan de haber apostado por las vías políticas», en referencia a EH, formación a la que acusó de haber llevado a las instituciones vascas a un punto muerto eludiendo el rechazo de la violencia y propugnando la abstención para las próximas elecciones, según aseguraron algunos de los asistentes.
En este contexto, el presidente aseguró que el Gobierno «no siente ningún vértigo ni rehuye ninguna responsabilidad porque tiene verdadera voluntad de que el proceso de paz salga adelante». Sin embargo, situó la violencia como un obstáculo del proceso y señaló que hasta que no termine, el País Vasco no recuperará su auténtica realidad.