El presidente del Gobierno, José María Aznar, reprochó a los nacionalistas vascos que, en lugar de apostar por la consolidación de la paz, están «invirtiendo sus energías y credibilidad» en intentar «aplacar» a ETA.
Aznar señaló las «contradicciones» en que incurren los nacionalistas, para lo que puso varios ejemplos. En primer lugar, recordó el cambio de objetivo de HB que ha pasado de querer tener un 70 u 80 por ciento de apoyo a la independencia a pedirlo para su decisión de abstención en las próximas generales.
Recordó las declaraciones de HB en las que aseguraba que no tenía nada que ver con ETA y señaló el hecho de que esta formación cuenta entre sus diputados al Parlamento de Vitoria con alguien que acaba de ser nombrado representante e interlocutor de ETA, en clara referencia a Josu Ternera. Asimismo, subrayó que un año después de que el Gobierno vasco proclamara que el Pacto de Estella consistía en atraer a los radicales a las instituciones, HB decidió promover la abstención activa «y podemos sospechar a qué actividad se refiere HB cuando dice que va a promover la abstención». Respecto a la organización terrorista ETA, Aznar aseguró que aumentará la presión sobre las libertades y la Democracia en los próximos meses con «nuevas vueltas de tuerca» con el único objetivo de desbordar en marco jurídico institucional.
En opinión del jefe del Ejecutivo, quien aseguró que esta actitud «ya ha comenzado», como ETA observa que no tiene apoyo político a su proyecto supuestamente soberanista ni hay una masa social o una mayoría que respalde una estrategia de ruptura, intentará «imponer» un proyecto soberanista o la ruptura de España. subrayó que la organización terrorista «quiere tomar más fuerza y aumentar su presión sobre la sociedad vasca» y pese a que al principio quiso dar protagonismo al pacto de Estella, ahora, lejos de retirarse, quiere «volver a irrumpir como actor principal» en el escenario de la tregua y reclamar de nuevo su protagonismo ante la sociedad.
La respuesta del Gobierno vasco a las declaraciones de José María Aznar, no se hizo esperar y fue el portavoz del Ejecutivo, Josu Jon Imaz, quien calificó las palabras del presidente del Gobierno de «tópicas y nada originales».
Las declaraciones de Aznar coincidieron con el inicio de una huelga de hambre por parte de 20 presos etarras en las cárceles de Euskadi y Francia para pedir la amnistía de los presos de la banda.