El anuncio de Jordi Pujol de que intentará gobernar en solitario y buscando de manera preferente el apoyo de ERC ha molestado al PP, que le ha advertido de que un pacto con Esquerra es incompatible con el apoyo de los populares, mientras que el PSC ha vaticinado que CiU no podrá agotar la legislatura.
La postura de Pujol ha sido rápidamente replicada por el secretario general del PP, Javier Arenas; por el portavoz del Gobierno, Josep Piqué; y por el presidente de los populares catalanes, Alberto Fernández Díaz, quienes se han distanciado de CiU después de que se hubiera dado casi por hecho el apoyo de los votos populares a la investidura del dirigente de la coalición nacionalista.
Arenas ha afirmado que su partido no apoyará ni formará parte de un gobierno de la Generalitat que incluya un pacto con ERC, y Piqué ha advertido también a Pujol de que un acuerdo con los republicanos «es incompatible» con su apoyo a un eventual ejecutivo de CiU.
Por su parte, el PSC ha admitido públicamente que en la próxima legislatura le tocará defender su proyecto para Cataluña desde la oposición en el Parlamento, aunque considera que será Pasqual Maragall el que garantizará la estabilidad ya que Pujol ha entrado en «una etapa de decadencia», según dijo Joaquim Nadal.
El secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, aseguró por su parte que lo que el candidato del PSC; Pasqual Maragall, había querido dejar claro es «que había ganado en votos».