Han pasado 56 años desde que el 28 de junio de 1969 se encendiera la mecha de una revuelta por el reconocimiento de los derechos del colectivos que hoy se identifican as siglas LGTBI (o LGTBIQ+). Fue consecuencia de los disturbios provocados en un pub de New York, el Stonewall, tras una redada de la policía. Ese es el origen de la celebración del Día del Orgullo. La de este año ha coincidido con los 20 años transcurridos de la aprobación del matrimonio igualitario en España pero, también, con el incremento de los discursos del odio, sobre todo por el auge de la ultraderecha. Y todo eso se recordó en la manifestación, que en realidad fueron dos, que se celebró este sábado en la capital balear.
Ben Amics, referente histórico del activismo LGTBI en Balears desde hace décadas y Orgull Crític –una escisión de éste grupo que considera que hay que avanzar más y no vivir del pasado– llamaron a salir a la calle y manifestarse para dar visibilidad a sus derechos, clamar por la igualdad y recordar que nada está ganado.
Las dos organizaciones convocaron en el mismo lugar y a la misma hora –Passeig des Born, seis de la tarde– y organizaron dos recorridos distintos aunque coincidieron en un tramo pero sin llegarse a juntar. Unas 1.000 personas siguieron la convocatoria de Ben Amics, –a la que se sumaron otros colectivos y también representantes de todos los partidos (salvo la ultraderecha de Vox)– y unas 200 la de Orgull Crític. Los lemas coreados por éste fueron más críticos y llamaban a la acción directa. Aludían a la situación de Palestina, llamaba asesino al gobierno de Israel y también criticaban a la policía.
«Consideramos que lo que hacía falta era una organización desde las bases, desde los movimientos sociales y esto es un poco lo que hemos hecho, hacer una manifestación que cubra los derechos de las personas que fueron las que empezaron estas revueltas en Stonewall y es por eso que miramos hacia ellos en nuestro lema», afirmó Dani Comas, portavoz de este colectivo.
La presidenta de Ben Amics, Belén Luna, consideró que no era el día para hablar de las diferencias. «Queremos celebrar todo el esfuerzo y el trabajo de todas aquellas personas que dieron su vida para conseguir lo que tenemos», indicó para recordar que para llegar hasta aquí, «hubo que trabajar muy duro». Y lamentó «la facilidad con la que algunos quieren quitar esos derechos».
Este año, el lema oficial de la manifestación ha sido ‘Orgullo rural, resistencia diversa’. Con él se pretende incidir en que ningún territorio «quede fuera del compromiso con la diversidad, la igualdad y el respeto».
En la manifestaciones del Día del Orgullo, y la de Palma no fue la excepción, reivindicación y celebración comparten protagonismo. En la de ayer, además de mucho orgullo, hubo muchos colores –no solo los de la bandera arcoiris que lo define– y los Tamborers per la pau marcaron el ritmo. Esta manifestación es una de las pocas que invitan a bailar. Y había gente que lo hacía. Bailaba y cantaba. También quienes la veían pasar, movían los pies, a veces con una lata de cerveza en la mano. Como participaran en un concierto.
Cada participante tiene una historia que contar. Marisa Ardila, que aunque ya no está en Ben Amics es historia viva de las lucha de las mujeres lesbianas en Baleares, participa cada año y este no fue la excepción.
Lesli Abartúa y Enriqueta Belmonte –la primera, chilena y la segunda, de Granada– se casaron hace 21 años. Se trajeron su propia pancarta y vestían igual. «Nuestro amor no mata», proclamaban a los cuatro vientos.
Nel Martí, ex diputado menorquín –y uno de los primeros políticos de Baleares en proclamar su homosexualidad cuando eso no era lo habitual– sonreía de manera especialmente feliz. Estuvo tras la pancarta que encabezaba la marcha y, durante la fiesta que organiza Ben Amics, le entregaron el Siurell Rosa, el galardón con el que distingue a quienes se comprometen y difunden la causa LGTBI. Martí, que vino expresamente de Menorca, ha escrito sobre la represión de la homosexualidad y fue uno de los impulsores de la ley balear LGTBI.
También representantes de la política actual se asomaron a la manifestación, aunque estuvieron lejos –por una vez– de ser protagonistas y había que buscarlos. Estuvo la consellera de Families i Serveis Socials, Catalina Cirer. LLevaba una camisola pensada para la ocasión con dos banderas LGTBI. Como Cirer, y también del PP, era el diputado Pedro Álvarez. La secretaria de Estado de Turismo y vicesecretaria general del PSIB, Rosario Sánchez, iba tras una pancarta con el portavoz socialista Iago Negueruela y el diputado Omar Lamín. Vicenç Vidal, diputado de Sumar-Més en el Congreso y la diputada autonómica de este grupo Maria Ramón también participaron en un tramo de la marcha, pues tuvieron que irse antes. Y Lucía Muñoz (de Podemos) llegó tarde pero llego.
Perfecto el desfile. Ahora, me pregunto ¿no hay otros foros donde gritar a favor de Palestina y contra Israel o la policia? Con esto en mi opinión no hacen más que reafirmar que son movimientos absolutamente políticos, y dirigidos por políticos, más que movimientos reivindicativos de los colectivos a los que tendrían que representar.