El proyecto de José Manuel Font y Juan García Hidalgo fue escogido por los miembros del jurado como el ganador de Connect’Up Youth 2024, cuyo objetivo es fomentar el talento entre estudiantes menores de 26 años. Los jóvenes presentaron un software que busca revolucionar cómo las empresas gestionan el mentoring y el desarrollo profesional. Este programa, cuya preinscripción para la edición 2025 ya está abierta, está enmarcado en la categoría Start y cuenta con la colaboración de RIU Hotels & Resorts.
¿Qué expectativas tenía al participar en Connect’Up?
—Desde el primer momento, nuestro objetivo era validar el potencial de One Peak como solución real para mejorar el mentoring empresarial. Personalmente, buscaba contrastar nuestra visión con la experiencia de profesionales del ecosistema emprendedor balear y salir de mi zona de confort. Quería entender mejor cómo construir algo sólido desde la idea hasta el modelo de negocio.
¿Qué competencias desarrolló ’como resultado de su participación en el programa?
—Muchísimas. Pero si tuviera que destacar algunas, diría visión estratégica, adaptabilidad y comunicación efectiva. Connect’Up me ayudó a priorizar, a pensar en producto mínimo viable y a presentar con claridad una propuesta de valor ante inversores o stakeholders. Además, fortalecí mucho mis capacidades de análisis y toma de decisiones.
¿Cómo describiría la relación establecida con los demás participantes y mentores durante su experiencia?
—Fue una experiencia muy enriquecedora. Se generó una comunidad real entre participantes, con apoyo mutuo y muchas ganas de aprender. Y los mentores fueron clave; con su cercanía y exigencia nos obligaron a mejorar constantemente. En especial, nuestra mentora nos ayudó a aterrizar ideas, cuestionar supuestos y pensar en grande sin perder el foco.
¿Cuál fue el desafío más significativo al que se enfrentó a lo largo del programa?
—Diría que encontrar el equilibrio entre visión y realismo. Teníamos una idea ambiciosa con One Peak, pero el reto fue aterrizarla sin perder su esencia. Tuvimos que tomar decisiones difíciles sobre qué incluir en el MVP, cómo segmentar bien nuestro público objetivo y cómo adaptar el discurso para distintos perfiles (mentores, posibles clientes, jurado...).
¿De qué manera considera que su paso por el programa ha influido en sus proyectos académicos o profesionales?
—Ha sido un antes y un después. A nivel profesional, nos dio herramientas que sigo aplicando hoy en día: desde cómo estructurar un proyecto hasta cómo gestionar la incertidumbre en fases tempranas. Y a nivel académico me impulsó a buscar siempre una aplicación práctica de lo que aprendo, a conectar teoría y acción
¿Qué recomendaciones ofrecería a quienes estén evaluando sumarse a Connect’Up?
—Que no lo duden. Pero también que se lo tomen en serio. Connect’Up es un programa y un acelerador de mentalidad. Hay que entrar con ganas de escuchar, de recibir feedback, de cuestionarse y evolucionar. Y sobre todo, con la humildad de saber que toda idea puede mejorar cuando la compartes y la haces crecer en comunidad.