El PP ha admitido que negociará con los grupos parlamentarios las distintas enmiendas presentadas a la Ley de Macrogranjas, entre las que figuran la legalización del campo de polo en Campos o la exención del catalán en el sector sanitario de Baleares. Así lo ha reconocido el portavoz del PP en el Parlament, Sebastià Sagreras, al ser preguntado este lunes en la rueda de prensa previa al pleno en el que se someterá a votación esta normativa.
De este modo, ha apuntado que la «prioridad» del PP es aprobar la ley para que se regulen estas instalaciones pero no ha aclarado el sentido de su partido a las diferentes enmiendas al texto, que inicialmente se tramitó como decreto-ley.
Sagreras ha reprochado a MÉS per Mallorca que se hagan los «ofendidos» porque el PP pueda votar a favor de determinadas enmiendas, ya que les ha acusado de ser la formación que permitiera que esta legislación se tramitara como proyecto de ley y esto diera lugar a la introducción de enmiendas --con el voto en contra del PP--.
Asimismo, ha recriminado a los ecosoberanistas que durante la ponencia de la ley apoyaran algunas enmiendas financieras del PSIB que «no tenían nada que ver» con la regulación de las macrogranjas, por lo que ha pedido a todos ser «serios» y coherentes".
Como respuesta a las reiteradas preguntas sobre el sentido del voto del PP, lo único que ha adelantado es que votará a favor del articulado y la exposición de motivos, por lo que, para las diversas enmiendas, ha incidido en que hay abiertas unas negociaciones en las que tendrán que ser «hábiles» para aprobar la ley.
Al hilo de por qué el PP habría rechazado estas enmiendas en la comisión pero ahora estaría en el aire su apoyo, lo ha circunscrito a una «dinámica parlamentaria frecuente» porque se suelen dejar enmiendas vivas para el debate final de las leyes en el pleno.
EL GOVERN ACTÚA DE MANERA "DILIGENTE" EN LLUCMAJOR
Consultado por la petición del PSIB para que dimita el director general de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Fernando Fernández, por la situación de la granja de Llucmajor, ha alegado que el PSIB «sobreactúa» y «exagera», al mismo tiempo que ha defendido que el Govern ha actuado de manera «diligente».
Sobre el hecho de que este lunes hayan faltado todos los partidos de la oposición a la habitual tertulia política en IB3, ha pedido que se «replanteen el significado de la palabra democracia» porque el PP «siempre respetan los temas que los periodistas proponen para debatir en las tertulias». Este lunes ha indicado que se había planteado hablar sobre la Conferencia de Presidentes autonómicos del pasado viernes y el informe de la Sindicatura de Comptes sobre el impuesto de turismo sostenible, por lo que ha calificado de «insólito» que sean los grupos parlamentarios los que decidan de lo que se habla.
Sagreras ha puntualizado que la oposición pedía hablar sobre las enmiendas a la totalidad de los presupuestos, algo que ha recalcado que ya se habló en la pasada tertulia.
En cuanto a estas enmiendas a la totalidad, ha remarcado que votarán en contra y ha censurado que las «excusas de mal pagador» con las que las ha presentado la oposición para votar en contra de «los mejores presupuestos».
En ese sentido ha reivindicado que con estos presupuestos se mantienen unos «impuestos bajos», se reduce la deuda y se aumentan las partidas en salud, educación, servicios sociales o vivienda.
ca de bouEn Francisco Rodríguez Adrados sap molt de castellà i de grec, però de català no en té ni idea ni li interessa, perque defensa allò que s'anomena "internacionalisme lingüístic", sempre a favor des supremacisme de ses llengües amb més parlants i contra ses llengües minoritàries. Va contra sa llengua catalana però també contra una hipotètica llengua balear, que també seria minoritària i, per tant, cadidata a s'extinció aplicant sa política lingüística de supremacisme castellà que defensa en Rodríguez Adrados. Sa rèplica contra aquesta ideologia la va manifestar n'Albert Branchadell fa denou anys, a un article publicat a 'El País' dia 29 de març del 2005 i titulat "La flaqueza del internacionalismo lingüístico". En Branchadell ès professor de sa Facultat de Traducció i Interpretació de s'Universitat Autònoma de Barcelona i president de s'Organització pes Multilingüisme, contrària a ses idees supremacistes d'en Rodríguez Adrados. Reproduesc un parell de paràgrafs d'aquell article, ideal per neutralitzar sa propaganda supremacista castellana contra sa llengua des mallorquins. «El verdadero problema del internacionalismo lingüístico son sus insufribles defectos internos. El primero es la práctica más o menos desvergonzada del doble rasero: la internacionalidad del español se blande para desacreditar el uso del guaraní en Paraguay o del euskera en el País Vasco, pero se enfunda discretamente cuando el español se las ve con lenguas de más usuarios, como el inglés en Estados Unidos o las grandes lenguas de la Unión Europea en Bruselas.» «El segundo defecto del internacionalismo lingüístico es su propensión antidemocrática. […] En el contexto español no importa el apoyo que han recibido las políticas de fomento del catalán / valenciano, vasco y gallego, ni la validación de que han sido objeto por parte del Tribunal Constitucional. […] Rodríguez Adrados es de los que tildarían de anticonstitucional la sentencia del Alto Tribunal que en 1994 dio por bueno el modelo lingüístico de las escuelas de Cataluña, que sin excluir el castellano tiene en la lengua catalana su "centro de gravedad". O incluso dedicaría el epíteto antedicho a la mismísima Constitución, en la medida que sugiere una contradicción en el interior del artículo 3 entre la oficialidad del castellano y la de las "demás lenguas españolas".» «Se dice que los antiguos griegos sentían horror por el vacío; claramente, nuestros "internacionalistas" sienten horror por la diversidad lingüística. Su gran problema es que viven en un mundo y en un país plurilingües que van a seguir siéndolo. Lo que veremos en los próximos meses es si ese internacionalismo que asoma en las tribunas periodísticas se impone en la esfera política. La presencia del catalán / valenciano, gallego y euskera en el Congreso de los Diputados es uno de los tests que se avecinan. Si se prohíbe 'cualquier' uso de esas lenguas, el internacionalismo habrá ganado la manga (y algunas señorías tendrán un argumento más para "irse" de España); si se inicia un debate sereno y pausado, libre por fin de escaramuzas contraproducentes, será posible acomodar esas lenguas en los términos y plazos que dicte la sola prudencia, sin otro efecto negativo que el rasgue de vestiduras de nuestros "internacionalistas" más furibundos.»