Cataluña se dirige hacia una decisión histórica en materia turística que podría reconfigurar el mapa del turismo español. El Govern catalán de Salvador Illa (PSC) y los Comunes han alcanzado un acuerdo para duplicar la tasa turística en toda la comunidad autónoma, según confirmaron fuentes de Europa Press tras el avance informativo de 'Ser Catalunya'. Esta medida, que afectará a todos los tipos de alojamientos turísticos, desde hoteles de lujo hasta viviendas vacacionales, llega en un momento de intenso debate sobre la sostenibilidad del modelo turístico y podría acarrear repercusiones directas en Baleares, otra potencia turística que mantiene una estrecha relación de competencia y complementariedad con el territorio catalán.
La subida de la ecotasa catalana significará un incremento notable en lo que los visitantes deberán abonar por pernoctar. En Barcelona, los establecimientos de 5 estrellas y gran lujo pasarán de cobrar 3,50 euros a 7 euros por noche, mientras que los hoteles de 4 estrellas subirán de 1,70 a 3,40 euros. Las viviendas de uso turístico experimentarán un aumento de 2,25 a 4,50 euros, y los cruceros que permanezcan menos de 24 horas en la Ciudad Condal deberán abonar 6 euros en lugar de los 3 actuales.
Para aquellos que se queden más de un día, la tasa pasará de 2 a 4 euros, mientras que el resto de establecimientos verán duplicada su tasa de 1 a 2 euros. La situación en Barcelona se vuelve aún más significativa, ya que el Ayuntamiento podría también duplicar su recargo municipal actual de 4 euros hasta los 8 euros, lo que podría elevar la tasa total en hoteles de máxima categoría hasta los 15 euros por noche, una cifra sin precedentes en el panorama turístico español.
Fuera de la capital catalana, donde la parte correspondiente a la Generalitat es menor, también se aplicarán subidas proporcionales: los hoteles de 5 estrellas pasarán de pagar 3 euros a 6 euros por noche; los de 4 estrellas, de 1,20 a 2,40 euros; las viviendas turísticas, de 1 a 2 euros; los cruceros con estancias inferiores a 24 horas, de 3 a 6 euros; aquellos que permanezcan más tiempo, de 2 a 4 euros; y el resto de alojamientos, de 0,60 a 1,20 euros. Esta tarde, la consejera de Economía y Finanzas de la Generalitat, Alícia Romero, y la líder de los Comunes en el Parlament, Jéssica Albiach, ratificarán el acuerdo en una reunión en la sede del Departamento.
El nuevo modelo de gestión de la ecotasa catalana
Un aspecto revolucionario de este acuerdo es el cambio en la distribución de los fondos recaudados. Se ha establecido que el 25 % de los recursos generados por la tasa se destinarán específicamente a políticas de acceso a la vivienda, un giro radical respecto al modelo anterior, donde la mitad del impuesto que repercutía la Generalitat debía dedicarse exclusivamente a la promoción turística. Esta modificación refleja una nueva perspectiva en la gestión del turismo, que busca compensar algunos de los efectos negativos que la presión turística ejerce sobre el mercado inmobiliario local, especialmente en zonas de alta demanda.
El cambio de paradigma en Cataluña podría establecer un precedente para otras comunidades autónomas con alta presión turística, como el caso de Baleares, que actualmente mantiene su propia ecotasa pero con importes significativamente menores a los que ahora implementará Cataluña. En el archipiélago balear, la tasa turística oscila entre 1 y 4 euros por persona y noche, dependiendo de la categoría del alojamiento, cifras que quedarán muy por debajo de las catalanas tras la subida.
Posibles consecuencias para el mercado turístico balear
La decisión catalana de duplicar su impuesto turístico surge en un contexto de creciente tensión por el modelo turístico en España. Las autoridades baleares observan con atención esta medida, que podría tener efectos contrapuestos en su propio mercado. Por un lado, el encarecimiento del destino catalán podría desviar parte del flujo turístico hacia Baleares, especialmente en segmentos sensibles al precio. Por otro, esta nueva política podría establecer un precedente que anime a las Islas a revisar su propia ecotasa, en un momento en que el debate sobre la masificación turística está más vivo que nunca en el archipiélago.
La relación entre Cataluña y Baleares como destinos turísticos complementarios pero competidores se intensifica con esta medida, en un momento especialmente delicado por la polémica sobre la condonación de la deuda autonómica, que ha generado tensiones políticas entre diferentes territorios del Estado. Ambas comunidades comparten retos similares relacionados con la gestión del turismo masivo, la sostenibilidad medioambiental y la presión sobre recursos limitados como la vivienda o el agua.
Esta figura impositiva permite a las administraciones recaudar fondos adicionales que, teóricamente, deberían reinvertirse en la mejora de infraestructuras turísticas, conservación del patrimonio natural y cultural, y en paliar los efectos negativos del turismo sobre la población local. Con el paso del tiempo, comunidades como Cataluña han ido modificando tanto las cuantías como los fines a los que se destinan estos recursos, adaptándose a nuevas realidades sociales como la crisis habitacional.
En los tiempos más recientes entidades como la OCB han solicitado al Govern balear destinar parte de estas cantidades a la promoción del catalán, muy en retroceso en las zonas más turísticas de las Islas. En todo caso el incremento sustancial de la tasa turística en Cataluña podría provocar cambios significativos en el perfil del visitante que elige este destino. Los expertos del sector anticipan una posible reducción en el turismo familiar y de bajo presupuesto, mientras que podría potenciarse la atracción de viajeros con mayor poder adquisitivo. Esta transformación del público objetivo coincide con la estrategia declarada por muchos destinos turísticos maduros de apostar por un turismo de calidad frente al turismo masivo.