El portavoz adjunto del PSIB en el Parlament, Marc Pons, ha señalado este jueves que si el presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, no dimite «inmediatamente» tras ordenarse la apertura de juicio oral, sea la presidenta del Govern, Marga Prohens, la que promueva su cese.
En declaraciones a los medios de comunicación en la Cámara autonómica, el socialista ha argumentado que el orden lógico de los acontecimientos tendría que ser, primero, la dimisión por propia iniciativa de la segunda autoridad de las Islas y, segundo, que sea Prohens o el PP quienes impulsen su salida. Después, ya correspondería actuar a la oposición.
«Hoy es un día negro para Baleares y para la democracia en su conjunto. Nunca nadie había degradado la imagen del Parlament como lo está haciendo en estos momentos su presidente, arropado por el PP», ha afirmado. Pons ha insistido en que si no es el propio Le Senne el que deja el cargo -ha recordado que Maria Antònia Munar y Pere Rotger dimitieron cuando fueron imputados-, la responsabilidad de promover la salida de Le Senne corresponde al PP, que lo propuso.
«Quien tiene más responsabilidad en estos momentos es el propio presidente. Después, es el PP, que le propuso y le votó. Si el presidente no dimite, si la presidenta Prohens sigue encubriéndolo, la oposición tomará decisiones. Pero dejemos que sea el presidente el que dimita y si no, que Prohens garantice que no estará ni un día más», ha señalado. El reglamento fija en sus artículos dos mecanismos que podrían propiciar la salida de Le Senne. Por un lado, el artículo 9 dice que tras dictarse apertura de juicio oral, un grupo parlamentario puede impulsar la suspensión de derechos y deberes, lo que necesitaría una mayoría absoluta. El artículo 39, por su parte, determina las condiciones para la remoción, mecanismo que requiere una mayoría de tres quintos.
El PSOE y resto de ultraizquierda buscaron una martir de la que nadie se acordaba ni sabía quien era, hicieron un montaje teatral en el Parlament y les salió como esperaban. Encima la maquinaría judicial está totalmente politizada y a las órdenes de Sánchez, así que a falta de ideas políticas que mejoren la vida de la gente se preocupan por temas absurdos y nimios que a nadie le importaban antes de este teatro. Pilar Costa y Mercedes Garrido no hicieron más que un acto de provocación en la mesa del Parlament, que recordemos debe ser neutral, en un acto chabacano y calculado sin precedentes para buscar polémica. Luego han buscado presentar la querella ante un juez afín a su ideología y este ha incoado un proceso a medida. Como si no tuvieramos problemas los ciudadanos como para que los políticos y los jueces pierdan el tiempo en estos menesteres.