«Los restaurantes de Mallorca estamos perdiendo clientes locales porque los elevados costes nos obligan a subir precios», admite el presidente de Mallorca CAEB Restauración, Juanmi Ferrer. Además, expresa su pesar por esta situación, ya que «a ningún restaurador le gusta subir precios» ni dejar de dar servicios a sus vecinos.
Ferrer argumenta que «los altos costes de las materias primas no nos han dejado otra opción que encarecer los precios de nuestras cartas para poder cuadrar nuestras cuentas». En este sentido, resalta que los ciudadanos son conscientes de ello, ya que lo padecen cada día cuando van a realizar la compra. Así, al sobrecoste de la insularidad hay que añadir «la implacable inflación, que a merced de estabilizarse, nos sigue encareciendo el día a día de la operación».
El representante de los restauradores de Mallorca precisa en que «la escalada la de inflación no afecta solo a las materias primas, sino también tiene repercusión en la energía, los tributos, los gastos fijos, los traspasos y los alquileres». Además, subraya que la subida del IPC tiene impacto en las nóminas que los restauradores pagan a sus trabajadores, con la finalidad de que estos no pierdan poder adquisitivo por la subida del nivel de vida. «Este cocktail repercute en los precios finales, por lo que nos hemos visto obligados a subir precios para poder cuadrar los números».
Ferrer insiste en que a ningún restaurador le gusta aplicar esta medida y justifica que «los restauradores podemos ganar dinero con precios bajos, ya que lo que hacemos es aplicar un margen para pagar toda la catarral de costes que debemos asumir, como cualquier empresa». Por tanto, «si nos suben los costes, lo que hacemos es incrementar los precios de nuestras cartas acorde al margen de maniobra que necesitamos para cubrir los costes operativos y financieros». A su modo de ver, «esto solo va a parar en el momento que seamos capaces de controlar la inflación en cuatro trimestres sin subidas significativas o bien que incluso pudiera haber una deflación de la economía».
Alternativas
Los restauradores son conscientes de que muchos de sus clientes no pueden permitirse pagar en torno a 40-50 euros por comensal, especialmente las familias. Por ello, muchos se han visto obligados a reducir sus salidas o a buscar alternativas. De este modo, están proliferando locales de restauración en el extrarradio de Palma y en la Part Forana, «de muy buena calidad», que pueden ofrecer precios más competitivos que los de las zonas turísticas ya que sus alquileres y tasas de ocupación de la vía pública no son tan elevado.
@YO OTRA VEZ, Estoy totalmente deacuerdo contigo, no obstante, justo del caso del que estoy hablando es un local que he frecuentado desde hace 30 años y recuerdo perfectamente el precio de su café hace 30,20 y 10 años. Por lo que como tú dices, habrá que revisar siempre los precios de las cartas dado que los restauradores están “totalmente obligados a subir a estos precios desorbitados por culpa de la subida de los salarios, materias primas, etc…” y tenemos que empatizar con ellos. En cuanto a lo de especular… especuló por 1 motivo concreto. Porque tengo razón. Los restauradores suben sus precios porque los turistas los pagan. Que me parece lícito y fenomenal. Lo que no me parece bien son este tipo de noticias queriendo justificar que ellos están con los residentes y que están obligados a subir precios por otros motivos. Insisto, cuando necesiten del consumidor residente porque el turista ha dejado de pagar lo que piden, que pongan sus noticias de “SOS RESTAURACIÓN” en la prensa internacional para que les ayuden sus queridos turistas.