ENTREVISTA

Tomeu Albons: «La fe me salvó, ya no queda nada de aquel gran narco»

Entrevista con el histórico confidente, que ha sido nombrado presidente de los Navegantes

Tomeu Albons: «La fe me salvó, ya no queda nada de aquel gran narco»

Imagen de Tomeu Albons. | Instagram: adn_navegantes_mediterraneo

| Palma |

La fe mueve montañas, o eso dicen. Y en el caso de Bartomeu Albons, de toneladas de droga pasó a mover una devoción infinita. «Eso es lo que me salvó. Jesucristo me ha transformado, ya no queda nada de aquel gran narco y confidente del que hablaban los periódicos en los años 80 y 90». El mallorquín, por primera vez, habla sin tapujos en una entrevista en exclusiva que ha concedido a Ultima Hora.

«Tengo 68 años y estoy jubilado. Mi pasión es el mar y estoy muy ilusionado con mi nuevo cargo de presidente de la Asociación de Navegantes del Mediterráneo. También soy especialista en gemología y doy cursos a estudiantes para que se diplomen en Amberes», explica a modo de presentación el regatista, que participará en septiembre en el mundial que se celebrará en Italia y está considerado uno de los mejores navegantes de Mallorca.

Tomeu Albons

Infiltrado

Albons reconoce que durante mucho tiempo estuvo infiltrado en la Guardia Civil, en la época en la que se pagaba a los confidentes con fondos reservados. Aunque en ocasiones esos fondos acababan en otras manos. Incluso en la de los propios investigadores. Ayer, mandos jubilados de la Comandancia benemérita confirmaron que «Albons fue clave en muchas operaciones antidroga de los años 80 y 90. Eso es una realidad. En 1988, en Cubelles, en Tarragona, hubo un desembarco de 562 kilos de cocaína, del que faltaban 38, que investigó el juez Carlos Bueren y la ayuda de Albons fue clave. Y así muchas otras incautaciones».

El navegante mallorquín, por su parte, prefirió no entrar en detalles de sus operaciones como infiltrado, aunque reconoció que cobraba «por ayudar a la Guardia Civil». Insistió, en cambio, en que su salvación llegó en 1995, cuando estaba preso en una cárcel de Holanda: «Encontré unos pastores evangélicos, yo por entonces no sabía ni el credo. Me regalaron un Nuevo Testamento y lo leí. Fue mi reconstrucción como persona, Dios me transformó».

Por otra parte, Albons escribió ayer la siguiente carta: «Para quienes no me conozcan, que son pocos en el mundo de la náutica, mi nombre es Bartolomé Albons Monserrat, nacido en Felanitx. Mi vida siempre ha estado ligada al mar y a la navegación y en algún momento de ella vinculada al contrabando como medio de vida, no soy millonario ni he amasado una gran fortuna dedicándome al narcotráfico o colaborando con las fuerzas de seguridad del Estado para apresar grandes alijos, pero esa etapa ya pasó, cumplí mi pena estando privado de libertad y posteriormente con servicios a la sociedad», explica el mallorquín.

A continuación, añade: «Desde ya hace años, desde que cumplí mi última condena, jamás he vuelto a tener relación con ningún tipo de actividad que no fuese legal, he colaborado con la sociedad en múltiples actividades de tipo integrador para personas marginales ayudándoles a salir de la espiral que se forma en torno a ti cuando te acercas a esos círculos y paralelamente he dedicado todo el tiempo que he podido a navegar, mi gran pasión. He colaborado en la organización de algunos eventos náuticos y poco a poco he ido integrándome en la sociedad mallorquina y recuperando mi dignidad». El regatista, considerado uno de los mejores de España en su categoría, sostiene que «hace unos meses se me planteó la posibilidad de presidir ADN (Asociación de Navegantes del Mediterráneo) cargo que acepté muy orgulloso y sin pensar en mi pasado, supongo que las personas que me lo ofrecieron tampoco pensaron en ello o quizás creyeron que ya he pagado por ello y me merezco una segunda oportunidad».

Al final de la carta, opina que «señores, nos llenamos la boca con las palabras integración, rehabilitación, reinserción, pero verdaderamente todo es mentira, cuando cometemos un error quedamos marcados de por vida y por mucho que nos esforcemos día a día en ser mejores y así reparar los errores del pasado, cuando llega el momento siempre está quién se encarga de decirnos ‘tú no, no eres de los nuestros».

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