La Obra Cultural Balear (OCB) ve necesario que el Govern elabore y ejecute un plan de choque urgente para garantizar la presencia del catalán en las zonas más turísticas, como Calvià, Palma o Ibiza, donde es residual. Esta es una de las 50 medidas que la entidad presentó ayer y que forman parte de un informe exhaustivo que analiza el impacto del turismo de masas en la erosión de la cultura y lengua propias de las Islas; el rango de estudio va desde la creación de la comunidad autónoma en 1983 y hasta la actualidad. En esta línea, ven necesario fomentar el uso del catalán en los bares y restaurantes, tanto en las cartas y rotulaciones, que muchas veces solo están en inglés, como entre el personal.
«Los efectos del turismo sobre la lengua propia son presentes en toda la sociedad y el territorio, pero hay ámbitos geográficos donde es tratada como un elemento ajeno debido a la intensidad de la explotación turística y los cambios demográficos asociados», según ha explicado el presidente de la OCB, Antoni Llabrés. «Si fuéramos un estado, porcentualmente seríamos el segundo en mayor crecimiento demográfico tras la India», ha puesto como ejemplo para entender la dimensión del fenómeno migratorio experimentado en las Islas durante las últimas décadas, y que se ha intensificado en los últimos 20 años.
Desde la creación de la comunidad autónoma la población casi se ha duplicado: en 1983 había 668.607 habitantes en Baleares y ahora 1,2 millones, lo que supone un crecimiento del 85,2 %. En el conjunto de España este porcentaje es del 26,2 %, mientras que en el caso de la India alcanza un aumento del 91 %; de ahí el ejemplo de Llabrés. Si las predicciones no falla, en 2037 las Islas llegarán a tener una población 1,5 millones de personas.
«No ha habido políticas valientes y decididas de inclusión de la gente llegada», ha lamentado Llabrés, aunque ha admitido que incluso en el caso de que Baleares tuviera los instrumentos y recursos de un Estado «sería complicado» revertir los impactos de este proceso. No damos la culpa a nadie, pero las instituciones públicas tienen la responsabilidad de fomentar la lengua propia», ha insistido.
Llabrés, asimismo, ha puesto en valor que a pesar del monocultivo turístico «no ha habido una interrupción del uso del catalán entre las familias catalanohablantes», aunque este colectivo se ha ido reduciendo porcentualmente con la llegada de personas que no han aprendido la lengua propia. «Hay una tasa de deserción lingüística muy baja en Baleares y su uso se mantiene entre los que la tienen como lengua materna», ha afirmado, aunque ve imprescindible ganar nuevos hablantes como venía pasando en las primeras décadas de autonomía.
Por todos estos motivos, la OCB, en el marco del Pacte per la Sostenibilitat impulsado por el Govern de Marga Prohens para conseguir un modelo más equilibrado con los residentes, lanza sus propuestas. «La preservación y el mantenimiento de la diversidad de lenguas y culturas en el contexto global es necesaria para que cada una tenga asegurada la plenitud de las funciones sociales en su territorio histórico», han explicado desde la entidad, que habla de alcanzar una sostenibilidad lingüística y cultural. Algo que no excluye que se garantice el aprendizaje y uso de otras lenguas de uso más amplio.
En el documento también reclaman al Govern que destine un 5 % del Impuesto del Turismo Sostenible (ITS) para financiar proyectos vinculados al fomento de la lengua, y lo justifican recordando que la normativa prevé invertir en programas para recuperar y rehabilitar el patrimonio histórico y cultural de las Islas.
La gerente de la OCB, Francisca Neill, ha comentado otras propuestas, como la de garantizar el uso correcto de la toponimia oficial y genuina en zonas turísticas y organizaciones o visibilizar el del catalán en cualquier evento deportivo vinculado al sector. Asimismo, se pide divulgar la realidad lingüística entre los visitantes y usar el catalán como un valor añadido del destino turístico, como un elemento de distinción propio.