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LOURDES ROYO

«El turismo de masas es caprichoso, cuando se agote será un problema para los destinos»

La profesora Lourdes Royo disertó en Palma sobre las ciudades históricas turísticas

Lourdes Royo, profesora de la Universidad de Sevilla | Pere Bota

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Del viajero romántico del siglo XIX que utilizaba una guía turística para conocer a fondo un destino hemos pasado a la visita fugaz. La ciudad se ha convertido en un escenario para instantáneas compulsivas en Instagram. Los turbo-viajes que inundan los destinos de turistas ponen en peligro su patrimonio.

Así lo argumentó este viernes la doctora Lourdes Royo Naranjo, profesora del departamento de Historia, Teoría y Composición Arquitectónica de la Universidad de Sevilla, que impartió ayer la conferencia Turismo y ciudades históricas. Una relación en crisis, organizado por la Fundació Amics del Patrimoni y con el apoyo del Ajuntament de Palma.

«Llevo veinte años trabajando en la relación entre centros históricos y turismo y aunque en Málaga hubo un amor a primera vista, ahora mismo está en crisis. Estamos pasando por una mala etapa, los beneficios están descontrolados, hay desequilibrios. Lo económico eclipsa a otras piezas más frágiles». Aunque es una profunda conocedora de Málaga y Sevilla, los efectos del turismo de masas son similares a los que sufre Palma. «El territorio se ha convertido en objeto de deseo pero ya está dando signos de fragilidad y agotamiento, estamos sufriendo efectos en la convivencia».

Las crisis que viven las ciudades turísticas son calcadas. «Hay unas consecuencias comunes a nivel sociológico, arquitectónico, urbano, geográfico, antropológico... Hay un gran malestar y la preocupación es la misma», advierte Royo.

La experta universitaria advierte que el centro histórico se ha convertido en un producto: «El turismo es una industria que consume ciudad. Hay una masa que acude al destino y se produce una teatralización del centro histórico, sumado a la presión turística, la gentrificación, los problemas de convivencia y la sustitución de viviendas y comercios tradicionales». Después de todos estos síntomas, es normal que «haya un rechazo vecinal porque hay conflicto. Están comprometidos el derecho a la vivienda y el descanso».

A través del ejemplo malagueño, Royo lanzó una seria advertencia que aparece en el horizonte: «El modelo ha fracasado y tenemos que pararnos a pensar cómo cambiar la gestión. La identidad de las ciudades se desvirtúa y todas son iguales», debido a las mismas multinacionales o la modificación transformadora de las fachadas. El vaticinio no es halagüeño. «El turismo consume, agota y es caprichoso. Cuando se cansen de nuestras ciudades, tendremos un grave problema», advirtió Royo ayer en el Casal Balaguer.

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