Decenas de cabras asilvestradas han invadido el núcleo residencial de Ses Savines, en la playa de Cala Tirant, al norte de Es Mercadal, y entran en los apartamentos en busca de alimento arrasando con todo lo que encuentran en su camino.
Es un problema viejo conocido de los vecinos del complejo, que denuncian que este verano la situación se ha agravado por la presencia de una cuarentena de ejemplares que generan molestias y situaciones de miedo porque aseguran que las cabras están «envalentonadas».
Residentes de la zona recuerdan que las cabras asilvestradas están presentes cada verano en esta zona del norte de la Isla y que «nunca se ha dado solución». Algo que ha favorecido, aseguran, la reproducción del rebaño caprino hasta tal punto que los vecinos contabilizan ya unos 40 ejemplares que se han convertido en sus nuevos vecinos y que han acabado con su paciencia.
Perjuicios económicos y miedo
«Se meten en la urbanización, destrozan los jardines, entran en las casas y arrasan con todo», explican, con los perjuicios económicos que esto conlleva. Además, critican que las cabras están generando un problema de salud pública porque «esparcen la basura de los contenedores y con la tramontana los residuos acaban por todo».
Asimismo, advierten que su amplia presencia provoca cierto temor a que reaccionen con agresividad. «Tenemos miedo a que pase algo, a que ocurra alguna desgracia con los niños que hay en la urbanización», reconocen.
Urgen una solución
Por este motivo afirman que han dado aviso al Ayuntamiento de Es Mercadal, a quien urgen una solución. A petición de consistorios y particulares es cuando el Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Illes Balears (Cofib) puede actuar haciendo batidas, siempre que sean autorizadas por la Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural.
La última matanza de cabras asilvestradas de la que se hizo eco la prensa por la polémica que desató fue a finales de 2022 en Mongofra. Miembros del Cofib abatieron a decenas de estos animales en el Parque Natural de S'Albufera des Grau a petición de los propietarios de las fincas de la zona, que solicitaron ayuda a la Conselleria para reducir el impacto de estos ungulados.
Una alternativa, como ya sucedió en 2016 en la urbanización de S'Algar, en Sant Lluís, es capturar a los animales y darlos en adopción a payeses interesados.