El paisaje que ha dejado la lluvia de barro caída en la tarde del miércoles y la madrugada del jueves en diferentes zonas de Mallorca ha dejado como consecuencia coches, motos y demás vehículos aparcados en la vía pública cubiertos de una gruesa, en algunos casos, capa de barro que ha sorprendido a residentes, pero especialmente a turistas, que desconocían este tipo de precipitaciones.
La celeridad por eliminarla llevó ya en la noche del miércoles a ver las primeras aglomeraciones en los establecimientos de lavado automático de coches, principalmente ubicados en la periferia de Palma y en gasolineras. Las esperas fueron más largas de lo habitual con el fin de borrar de la chapa y las lunas esa capa de tierra caída y que dificultaba la visibilidad de los conductores. La imagen hablaba por sí sola, con largas colas esperando poder acceder a las mangueras o túneles.
Pero la tendencia se mantuvo horas después, ya que desde primera hora de la mañana, la locura se ha instalado en los autolavados, donde los empleados trabajan al máximo ritmo para cubrir las necesidades de los clientes, sumando al servicio los túneles de lavado, que refuerzan la operatividad de estos negocios, de los más beneficiados por la lluvia en forma de barro que ensució Mallorca a última hora de la tarde del miércoles.
Las leves precipitaciones que siguieron cayendo a lo largo de la mañana del jueves en algunos rincones de Mallorca, especialmente en Palma, elevaron el ritmo de actividad en los autolavados, donde se espera una tarde y un fin de semana intensos, con la llegada de miles de conductores dispuestos a limpiar sus vehículos.