Miguel Ángel Moratinos fue ministro de Asuntos Exteriores de España entre 2004 y 2010. Ahora es Subsecretario de Naciones Unidas y Alto Representante de la Alianza de Civilizaciones. Este lunes intervino en una charla organizada por el Cercle d'Economia de Mallorca.
Israel acaba de evacuar Rafah pese a los llamamientos a un alto al fuego. ¿Es posible una tregua?
— No sé si es posible, pero es urgente y es necesario. El mundo en que vivimos, debería ser uno en el que un alto al fugo no fuera solo un deseo sino una realidad. En los últimos dos conflictos y, en particular este, que vivimos con una preocupación tremenda, son los miembros de la ONU quienes están evitando que se apruebe una resolución clara y determinante para que se ponga punto y final y se inicie una negociación. Naciones Unidas tiene que persistir. El llamamiento es claro: hace falta parar las armas.
¿Hay que reconocer el Estado palestino?
— Es la única solución posible. Llevo casi cuarenta años de diplomacia y treinta dedicado al conflicto Israel-Palestina. Después de distintas iniciativas y de buscar distintas fórmulas, mi convicción es rotunda: el reconocimiento del Estado palestino debe ser la primera etapa para que haya paz en la región. Es el primer paso que hay que dar urgentemente para que dos naciones, dos narrativas y dos aspiraciones puedan convivir en paz.
¿Respalda entonces el planteamiento del Gobierno español de dar ya ese paso?
— La voluntad del Estado español de ese reconocimiento es la mejor, la única que debe adoptarse. No hay que esperar. Israel no esperó hasta este año para ser reconocido. Fue reconocido en 1948, cuando Ben Gurión mandó una carta a Naciones Unidas. Nadie cuestionó esa legitimidad. ¿Por qué tenemos que esperar para que los palestinos lo sean? Un estado no se negocia, se delimita y se reconoce. Es un acto que protege Israel. Será el mejor escudo para su seguridad.
En un mes hay elecciones europeas. ¿Le choca el discurso casi bélico que llega desde las instituciones comunitarias?
— No me sorprende pero no estoy de acuerdo. Dentro de tres días celebraremos el Día de Europa, por la Declaración Schuman. En sus primeras líneas habla de paz. El proyecto europeo es un proyecto de paz. A la UE se le entregó el Premio Nobel de la Paz. Europa es paz y en las elecciones, los partidos tienen que hablar de paz. Si no, romperemos una trayectoria que nos ha dado paz en los últimos treinta años. Ya en el siglo XXI hemos llegado a una madurez ética de buscar la paz y no incendiar aún más las guerras y la violencia. Es mi convicción y lo que voy a defender. Muchos electores esperarán que haya partidos que defiendan esas ideas, porque lo que necesita Europa es paz. La guerra de Ucrania ha causado muchos efectos colaterales y hay que hacer una reflexión.
¿No hace falta más inversión en defensa frente a Rusia?
— La defensa siempre es buena, siempre que sea defensa, pero no puede ser solo ocuparse de defenderse y no de resolver los problemas. No ha habido ningún intento serio, creíble de buscar una solución diplomática por parte de Europa. Lo único que ha habido ha sido desarrollar el gasto militar. De los trillones que se han gastado estos dos años, como dice el informe de Enrico Leta, el 80 % se ha destinado a EEUU, que se ha beneficiado de la compra de material militar. Cuando vemos que el porcentaje del PIB de Europa baja y el americano sube, es lógico: compramos armamento, más gas y los que sufrimos más somos los ciudadanos. La Federación Rusa tiene que volver a sus fronteras. Ucrania tiene que recuperar su territorio pero eso hay que hacerlo a través de la diplomacia.
¿Ha perdido influencia la UE?
— Sí, desde luego. Europa utiliza un doble rasero. Está unida y decidida a ayudar a Ucrania, que lo debe hacer y condena las atrocidades de Rusia; pero cuando el mismo escenario ocurre en Gaza y Cisjordania vemos a una Europa desunida que no asume tratar con la misma balanza a unos y a otras y por lo tanto, Europa está perdiendo relevancia. Es el momento de defender una autonomía estratégica de verdad: tenemos que tener en cuanta los intereses europeos y no los de otros. Hay un distanciamiento de otros países que identifican Europa con EEUU. Eso es preocupante y nos debería llevar a cambiar.