El Producto Interior Bruto (PIB) per cápita de Baleares no ha recuperado todavía los niveles prepandemia y se situó en 2022 en 24.984 euros -cambiará poco en 2023- muy lejos de los 28.800 euros que registraba en 2001 y muy por encima de la media nacional, lo que lleva al Govern a fijarse como «gran reto del futuro» que la economía balear crezca poniendo en el acento en la competitividad, el valor y la productividad para evitar difucultades.
El vicepresidente y conseller de Economía, Hacienda e Innovación, Antoni Costa, y la directora general de Economía y Estadística, Catalina Barceló, han presentado este jueves los datos de análisis de coyuntura económica del archipiélago, que muestran, en todo caso, el dinamismo de la economía balear.
El conseller de Economía ha atribuido el descenso progresivo del PIB per cápita hasta casi converger con la media del país, cuando en 2001 se situaba más de 6.000 euros por encima, al incremento de población y capital humano atraído por el crecimiento de la actividad, entre otras razones. «Se ha crecido en volumen, pero no en valor», ha resumido.
Sin embargo, ante este crecimiento intensivo en cantidad, el Ejecutivo ha expresado su preocupación y se ha fijado como reto que el sector servicios, que arrastra el crecimiento de la economía, mejore en valor al tiempo que se impulsan otros sectores como la innovación, el tecnológico o el sector náutico.
«Si seguimos así, seguiremos creciendo, pero el patrón no se podrá sostener y Baleares tendrá dificultades», ha admitido Costa, que ha atribuido esta circunstancia a, entre otras variables, que «las políticas de diversificación de los últimos años no han funcionado demasiado bien».
En términos generales, según han detallado, la economía balear creció el año pasado un 3,7% -por encima de la media nacional y europea- gracias al impulso del sector servicios y el turismo, lo que confirma la terciarización de la economía de las Islas. La construcción, por su parte, modera su crecimiento, mientras que el sector industrial decrece lastrado por la industria energética. Baleares, además, cerró el año pasado con un mercado laboral activo y con datos de afiliación en máximos históricos en algunos sectores.