Una vez más, el pacto de gobierno entre el PP y Vox en el Consell de Mallorca queda al margen, al menos de momento, de los problemas internos del partido de Santiago Abascal, como ya ha pasado en otras ocasiones. Los cinco consellers insulares que Vox tiene en la institución, con Pedro Bestard como vicepresidente, se mantienen fieles a la dirección nacional de la formación y rechazan la actuación de los amotinados. «Tenemos un pacto sólido con el PP y continuaremos trabajando juntos; aquí no hay ninguna división interna», aseguran fuentes de Vox.
Ninguna de las crisis internas que Vox ha sufrido desde que empezó la legislatura hace poco más de seis meses ha influido en la gobernabilidad de la institución insular presidida por Llorenç Galmés. «No nos afecta en nada, tenemos un pacto estable, al contrario de lo que pasó en Menorca, donde sí que rompimos con Vox», señalan fuentes del PP, que están expectantes ante lo que pueda ocurrir en las próximas horas y días.
Existe la posibilidad de que la dirección nacional de Vox quiera usar el Consell para presionar a la presidenta del Govern, Marga Prohens, en caso de que apoye a los cinco diputados rebeldes. La paradoja política es que mientras el PP de Galmés se lleva bien con la facción de Vox leal a la dirección de Madrid, los ‘populares' de la presidenta balear parecen entenderse mejor con los díscolos porque necesita su apoyo para tener mayoría y sacar adelante leyes en el Parlament.
«Chantaje» y «mercadeo»
«Ante esta crisis, que afecta al Parlament y la estabilidad del Govern, queremos que Galmés se pronuncie», dijo el martes la portavoz del PSIB en el Consell, Catalina Cladera, que ve incongruente que el PP apoye a las dos facciones de Vox. «Si hasta ahora Galmés y el PP han tenido que ceder a todas las peticiones de los ultras, a partir de ahora todavía cederá más si quiere mantener el apoyo que tiene», afirmó el portavoz de Més, Jaume Alzamora, y acusó al PP de haber convertido las instituciones «en el escenario de un chantaje y mercadeo constante».